La Saga de los Confines, de la cual Los días del Venado constituye la primera parte, es una novela de fantasía épica, ni más ni menos, que mucho le debe a otras sagas clásicas como El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien, o La Saga de Terramar, de Ursula Leguin. Sin embargo, esta calificación no debe ser tomada como un hecho peyorativo; pues luego de leer la primera novela (que data del 2000 y va por la octava edición) podemos ver que se trata de una estupenda saga de fantasía épica que, a medida que avanza demuestra que puede encontrar una voz algo diferente (y mejor) que otras que pululan por el mercado. Intensidad poética, acción desbordada, guiños a la realidad histórica, fulgores de una imaginación deslumbrante y, ante todo, una prosa ágil y vigorosa son sólo algunos de los elementos que la crítica ha destacado en la obra de Liliana Bodoc, sin duda uno de los valores más sólidos e internacionalizados de la narrativa fantástica actual. La gran autora del género, Ursula K. Le Guin, proyectó su fama destacando el acierto de basarse en las traiciones culturales autóctonas, tamizadas por una desbordante imaginación, como una de las características que explican el éxito de esta serie allí donde se ha publicado
Este libro es el tercero y último de una trilogía, la Saga de los Confines. Aquí se cierra una historia completa, en gran estilo épico, cerrando un ciclo para todo un mundo. Se acaba la era del dominio de Misáianes.
Hay un cierre muy bien logrado, de muchas facetas distintas de la historia, o subhistorias. Prácticamente, cada personaje aparecido en la extensa trilogía, encuentra un final adecuado a su historia. No se escatiman muertes, ni siquiera de personajes muy queridos, para lograr un mayor realismo y tensión dramática. En ningún momento se pierde de vista que se está narrando una guerra, y que eso es terrible, no sólo por las muertes sino por cómo afecta las vidas diarias: hay dos continentes enteros, un mundo completo, cuya vida está supeditada a las marchas y contramarchas de la guerra, la conquista y la resistencia.
En este tercer libro, tal vez por ser el más largo, se refuerzan y se ven más en profundidad y extensión las virtudes y defectos encontrados en los dos anteriores. Se hace más complejo el entretejido de las historias personales de distintos individuos, no sólo porque se agregan muchos personajes, sino también porque buena parte del libro transcurre en el otro lado del mundo, apenas mencionado en los libros anteriores. Aquí se ve bastante de las Tierras Antiguas, se conoce más cómo es el reino de Misáianes y se ve cómo se desarrolla allí la resistencia a su gobierno absoluto. Aparecen nuevos pueblos, nuevas costumbres y nuevos lugares.
No sólo crece en complejidad, también se profundiza el estilo que caracteriza a esta trilogía. Hay muchos trozos más cuya función es simplemente poética, no participan de la trama sino que la sitúan en un contexto mucho más grande, en un lugar de palabras e historias, de mitos, y le dan un marco por fuera de la historia. Esto tiene que ver también con un estilo narrativo, que como dije en una reseña anterior, Bodoc cultiva intencionalmente, para darle más carácter de narración oral y tradicional a la obra.
También en el crecimiento, crece la cantidad de trozos que parecen estar simplemente como relleno o para bajar el ritmo de la narración.
El libro está lleno de imágenes e ideas muy poderosas. Algunas encuentran una expresión simbólica muy adecuada, forjando escenas realmente memorables. Para mi gusto, hay ciertas fallas al poner de manifiesto muy directamente otras cosas, en un estilo casi infantil de tan directo. Sobre todo, me sucede esto con las partes de Vara y Aro en las Tierras Antiguas, hay veces en que el mensaje ideológico supera ampliamente a la historia y a lo personajes, y eso ya no me gusta tanto. Pero sin duda esto es materia opinable.
El tratamiento de los elementos fantásticos, y sobre todo de la magia, sigue siendo muy particular y fresco, agradable a mi paladar. La prosa y la poesía se entremezclan con bastante facilidad. Los panoramas del mundo discurren en descripciones no excesivamente detalladas, que dejan suficiente libertad al lector para construir sus propias imágenes. Buena parte del libro está destinada a describir los sentimientos y emociones de los personajes, un paisaje interior mucho más detallado que el externo. Este trabajo nos lleva a apreciar mucho a estos caracteres que de otro modo serían arquetípicos, y hacer una historia auténticamente humana en medio de la leyenda.
Están... bien.
La ambientación es algo novedoso en el mundo de la fantasía épica, pero creo que están más pensados para ser "cuentos largos" que novelas.