Memorias de una Geisha es una novela entretenida, y realmente fascinante para quien tenga curiosidad por las tradiciones de este rincón de Asia. Realmente no es fiel a la realidad, exagerando y adornando muchos aspectos de la vida de las geishas para hacer el libro más atractivo al lector, pero simplemente por la inmersión que hace en este mundo tan misterioso y normalmente desconocido para todo el mundo, merece la pena leerlo.
Realmente este libro se ha enfrentado a una gran cantidad de controversia. Para empezar, el autor tuvo ayuda de una verdadera geisha, por lo que el libro en principio iba a ser una biografía de ella, salvo que Arthur Golden terminó añadiendo detalles a su gusto, lo que terminó con una denuncia por parte de ella por difamación sobre su profesión. Según parece, la venta de mizuage no es real, y ninguna geisha se tiene que enfrentar a ello al alcanzar la madurez sexual. La disputa se resolvió tras un acuerdo económico (¡cómo no!), y las disculpas del autor.
En resumidas cuentas, es un libro muy atractivo de leer, con algunas partes algo lentas (quizás el principio) pero con una trama que se desarrolla a la velocidad de la luz. Traición, amor, tradiciones y disputas entre geishas, todo envuelto entre kimonos de seda y polvo de arroz. Un ambiente muy colorido y agradable (a pesar de las numerosas desgracias que le acontecen a la protagonista). A pesar de no ser considerada una de las mejores novelas, debo decir que me la he leído varias veces por trozos. Siempre es agradable perderse en una ceremonia de té o en la elección de un precioso kimono de seda para acudir al festival de los cerezos en flor.