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Ocho quilates: una historia de la edad de oro del software español

Investigación
Por Chemo


Imprescindible para todos aquellos que vivimos esa época con los ojos pendientes de nuestros monitores de fósforo verde o en color (los sibaritas que se los podían permitir) jugando a aquellos videojuegos de 8 bits, pixelados, que hoy en día siguen siendo una referencia de adictividad e imaginación. 



Fue una época en la que un programador se tenía que sacar de la manga la manera de hacer funcionar un juego en 16Kb, con gráficos pixelados, sin recursos técnicos ni entornos de programación específicos. ¿Y quién era esa gente que salía en la revista Micromanía? ¿Cómo era la Mansión Dinamic? Pues nada más ni nada menos que la casa de tres chavales que vivían con sus padres, uno de los cuales estaba acabando COU y los otros dos dejaban de programar cuando venían los exámenes. Sí, cuando nosotros veíamos la portada de Rocky hecha por Azpiri y flipábamos, detrás de eso estaban esos tres locos que usaban el teléfono de la madre como enlace comercial. ¡Y yo que me imaginaba casi a los dueños como unos ejecutivos en la mansión Playboy!



El libro desgrana la vida de todos los protagonistas: Amsoft, Dinamic, ERBE, Topo, Opera, Made in Spain... seguro que a todos os suenan esas marcas emblemáticas de nuestro software. Pues ahora podréis saber como era aquello. Como aquellos locos se metieron por hobby en una movida que acabaría por formar una industria inexistente hasta ese momento en nuestro país.



Está plagado de anécdotas divertidas y de historias sin tapujos. Nada de fardar y decir: 'yo tenía claro que iba a ser un éxito', a lo americano. No. Algo más normal, más hispano: 'la verdad es que le echamos huevos' podría ser un resumen más acertado. Una gente muy capacitada, con mucha pasión, que ni siquiera pensaba que lo que estaban haciendo podría ser un modo de vida. 



El libro es muy ameno, dividido en dos volúmenes. El primero me lo zampé de un tirón porque fui incapaz de dejar de leer. El segundo me lo zamparé esta semana. Está escrito en un lenguaje muy coloquial, sin aspavientos técnicos (el propio escritor confiesa que el de programación sabe poco) pero nos deja entender como se cocieron todos esos éxitos del Spectrum, MSX, Commodore, Amstrand... Va mencionándolos pero no se detiene en el juego o en las partes técnicas. Se detiene en los autores, en la experiencia. 



Lo dicho: si has vivido esa época puedes sumarle un toque de nostalgia a la lectura. Si no la has vivido lo siento muchísimo por ti, porque sinceramente fue memorable. Ahora tenemos juegos alucinantes y yo me considero un gamer como en el que más... pero todavía hay noches en las que recuerdo con nostalgia aquel tipo regordete de nombre Fred que saltaba por lianas y se batía en duelos con espadachines moviéndose en 8 bits como el mejor de los caballeros ahora se movería por Skyrim.



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