Autor: Francisco Tapia-Fuentes
Secciones: 180
Páginas: 199
Editorial: Suseya
Sistema: Anotaciones de equipo y números, sin dados ni azar.
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En este libro nos metemos en la piel de Quincy West o, mejor dicho, en su cabeza. Viviremos una aventura que mezclará lo mejor del género de vaqueros con las novelas de terror sobrenatural y misterio. Con nuestra llegada a Perdición se dispararán una serie de acontecimientos que nos pondrán tras la pista de un tesoro perdido que vendrá acompañado de una antigua maldición. Y hasta ahí puedo leer para no desvelar más de la trama.
Las primeras páginas del libro me engancharon de inmediato. También es cierto que el género de vaqueros me gusta mucho y tengo poca ocasión de disfrutarlo en ficción interactiva. Si encima lo mezclamos con terror entonces ya lo bordamos. Pero es que además Francisco ha dotado a Quincy de una personalidad arrolladora. Tanta que en los primeros párrafos rompe la cuarta pared para dirigirse directamente a nosotros, recordándome a mi querido Merlín de la Búsqueda del Grial. Con esto ya me sentí como en casa. Pero la cosa no se queda en algo anecdótico: cuando morimos —y creédme que lo vamos a hacer a menudo —hay una escena donde se nos explica cierto asunto que mezcla la parte meta-narrativa del librojuego con la historia, lo cual refuerza la sensación de inmersión. Una inmersión que el autor apuntala continuamente con descripciones muy bien narradas desde el punto de vista del vaquero, anotaciones de su historia y sazonadas muchas veces por el humor ácido del vaquero con el que compartimos protagonismo.
De todos los librojuegos que he jugado últimamente en éste debe ser en el que más veces he visitado la página de muerte. A veces, todo hay que decirlo, he sentido alguna muerte como injusta por no ver pistas que me indicasen que iba hacia un callejón sin salida. Pero en otras, también lo confesaré, lancé a Quincy a los leones sólo por leer como acababa el asunto. Y me dolía, no os vayáis a pensar, porque Quincy es un tío duro pero no un canalla. Se le coge cariño. Tampoco quiero que penséis que el libro es muy difícil o frustrante. Simplemente es duro: el vivo al hoyo y el muerto al bollo... ¿o era al revés? En el oeste encantado nunca se sabe...
El libro no tiene mecánicas de tiradas de dados pero sí que nos pide en ocasiones que tomemos nota de algún objeto y un número, de tal manera que si luego hay oportunidad de usarlo podamos usar dicho número para encontrar el enlace siguiente (¡nada de trampas, malditos tahúres ociosos!). La historia es un tanto lineal en el sentido de que hay un camino que recorrer hasta un objetivo pero, aún así, tiene su vertiente de exploración. El hecho de que además vayas a morir a menudo te permite buscar alternativas a lo que ya hayas jugado para ir descubriendo todas las pistas que contiene la historia, ya sea para saber a qué te enfrentas o para conocer un poco el pasado de la región y los sucesos que derivaron en la maldición en la que te verás envuelto.
La última parte consta de una serie de combates resueltos mediante decisiones y el sistema de números anotados que nos permitirá luego ir al combate final. Nuevamente destaco la labor del autor narrando el escenario y la acción de tal manera que me hacía sentir que estaba allí mismo.
No deja de sorprenderme que el libro solo tenga 180 secciones, algunas bastante amplias, porque en general he tenido la sensación de jugar mucho más. Sí que es cierto que si te sabes el recorrido o tienes especial suerte puedes completarlo de una sentada. El no tener que depender de dados es un punto positivo para leerlo en cualquier sitio. Sólo tienes que anotar algún número de vez en cuando y tampoco es algo que debas hacer de forma continua. Por lo tanto me parece un libro muy asequible para novatos en el género.
El libro es autoconclusivo y cierra todo el arco de al aventura, pero me he enterado que habrá próximas entregas. Por mi parte tengo claro que no pienso perdérmelas.
Lo dejo pedido esta misma noche, compañero ;)
¡Una gran elección! Ya me contarás que te parece :)