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No me había reído tanto con una novela desde que leí la última de Terry Pratchett. Al igual que el Hombre del Sombrero hizo con el Mundodisco, Ángel Sanchidrián nos presenta un mundo de fantasía habitado por personajes cómicos en una trama interesante, bien construida y sobre todo divertida. Para ello utiliza un humor fino, muy español y que no necesita recurrir a guarradas y ordinarieces para resultar gracioso.

Aunque técnicamente el protagonista es Wilfo casi resulta eclipsado por la fuerza de otros personajes que aparecen en la novela como su santa madre, que opina que Wilfo es básicamente un alfeñique que debería dedicarse a cosas mucho menos peligrosas que los estudios antropológicos o que una guerra no es nada comparado con tener que criar a cuatro hijas y un hijo díscolo siendo madre soltera. Genial también el personaje del rey de los trolls y el mago elfo que le ayuda en su guerra contra el resto del mundo. Y los enanos ¿qué decir de los enanos? No son los típicos mineros gruñones que estamos acostumbrados a ver en la mayoría de mundos de fantasía. Los enanos de Sanchidrián son recios, brutales, amantes de la bronca y sobre todo de la cerveza, que descubrieron gracias a los elfos. Es gracias a ellos que el protagonista descubre unas cuantas verdades sobre un mundo que creía conocer y en el que consigue sobrevivir gracias a una combinación de ingenio, cobardía y sobre todo muchísima suerte.

Al igual que Terry Pratchett hacía con sus novelas, Sanchidrián utiliza Tres enanos y pico para hacer una ácida sátira sobre cosas como la corrupción política, la guerra, la amistad, el amor y la tolerancia (o falta de ella) hacia el que es diferente o tiene ideas distintas a las propias. Humor del bueno que entre carcajada y carcajada consigue que leas el libro con una sonrisa. De los favoritos de mi colección.

Un saludo

Konietzko