Se trata de una película de carácter sobrenatural, ambientada en el siglo XIX por razones obvias, ya que si bien el espectador es capaz de creerse la historia de un hombre que consigue atrapar al Agonía, sería un poco difícil que resultara creíble en una época actual.
La ambientación en sí es un poco de cartón piedra, tanto en el vestuario como en los decorados…da bastante impresión de haber estado reciclando decorados de otras películas. Tampoco los efectos especiales que emplean son de lo más novedoso: las apariciones de la Agonía parecen más sobreimpresiones que se empleaban ya en la época de Meliès. Sin embargo, ese aspecto anacrónico, juega en su favor, ya que la idea de la película es presentar esa “ciencia decimonónica” que funciona más por arte de magia que por lógica, y especialmente, tratar el tema de la inmortalidad y el precio que se está dispuesto a pagar por ella, lo que lleva a un final bastante trágico que enlaza con la secuencia inicial de la película.
Actualmente se está preparando un remake para el 2011, lo que da una idea de la situación del cine actual ya que, si bien es una película bastante original, ni ha pasado tanto tiempo, ni hacía falta una versión nueva.