En su conferencia El cuento policial, Borges habla de Poe y menciona sus Crímenes de la calle Morgue. De este cuento seminal del género negro Borges resalta que las elecciones del individuo investigador y el lugar donde ocurren la historia no son arbitrarias. Borges intenta identificar las reglas del relato policial que Poe instauró. "Él pudo haber situado sus crímenes y sus detectives en Nueva York," nos dice el ciego, "pero entonces el lector habría estado pensando si las cosas se desarrollan realmente así, si la policía de Nueva York es de ese modo o de aquel otro. Resultaba más cómodo y está más desahogada la imaginación de Poe haciendo que todo aquello ocurriera en París, en un barrio desierto del sector Saint Germain. Por eso el primer detective de la ficción es un extranjero, el primer detective que la literatura registra es un francés. ¿Por qué un francés? Porque el que escribe la obra es un americano y necesita un personaje lejano. Para hacer más raros a esos personajes, hace que vivan de un modo distinto del que suelen vivir los hombres. Cuando amanece corren las cortinas, prenden las velas y al anochecer salen a caminar por las calles desiertas de París en busca de ese infinito azul, dice Poe, que sólo da una gran ciudad durmiendo; sentir al mismo tiempo lo multitudinario y la soledad, eso tiene que estimular el pensamiento."
Brick cuenta una historia de detectives en un colegio gringo, o mejor, en El Colegio Gringo, el mismo de Salvado por la Campana, Porky's, American Pie y Elephant, ese arquetípico donde cada estudiante se somete a un molde previamente diseñado por play-doh y actúa acorde, como en una obra de teatro. La elección de un colegio como marco parece peligrosa, pues se opone a la observación de Borges sobre la elección de París en el caso de Poe. Un colegio es demasiado cercano como para permitir trucos. No es posible burlarnos ahí, ese es nuestro territorio, piensa uno, pero entonces Brick nos sorprende con una superposición de la Chicago nocturna de los cincuenta sobre un colegio en un suburbio californiano y nos desarma, y es dificil aclarar cómo lo logra. Aikido, tal vez. Lo cierto es que cuando la película lleva quince minutos, ese colegio gringo tan típico parece el lugar más extraño y lúgubre del mundo.
Una cosa buena del relato policial es que uno siempre puede ofrecer un resumen sin dañar absolútamente nada: Brick trata de un asesinato. Brendan (Joseph Gordon-Levitt, el mejor Humphrey "Spade-Marlowe" Bogart adolescente concebible) descubre a Emily muerta e intenta descubrir quién (y por qué) lo hizo. Para ello nos remitimos a los días anteriores a la muerte de Emily y seguimos al solitario investigador de pasado oscuro (como manda el canon Poeiano y su evolución Hammettiana) en su recolección de pistas minúsculas para primero dar con el paradero de su amiga y luego con el de sus asesinos. Como este es un relato policial clásico, tan clásico como puede ser clásico algo como esto, tan clásico que aunque es en color parece en blanco y negro, el flacucho y rudo Brendan recorre los bajos mundos del colegio, enfrenta a los tradicionales matones (y es apaleado), interroga femmes fatales (y es seducido), hace tratos sucios, conversa con su informante y encubridor sabelotodo y finalmente, tras unos cuantos giros mareantes de la trama que dejan al pobre Brendan cuasimoribundo, nos conduce a la resolución del crimen.
Tal vez el poderío de Brick radica en explotar los arquetipos colegiales para ofrecernos descripciones verosímiles de un brochazo. Así, la cercanía del ambiente colegial (un tanto deformado) se convierte en una herramienta de economía narrativa más que en un impedimento de aproximación al género. Dado que no es necesario perder tiempo en presentaciones pues conocemos a los personajes desde siempre (igual que en Little Miss Sunshine), los realizadores pueden concentrarse en desarrollar la historia a muchos tonos, perfeccionar la máquina y refinar tanto como deseen las intrigas que arrastra.
Brick es una película técnica, diseñada a fondo, pulcra, digna de ser vista más de tres veces. Como buena representante de la serie negra clásica es mordaz, entretenida e inteligente. Sin duda, una de las mejores películas de detectives que he visto en largo rato. Un cubo de Rubick casi perfecto.
"Y luego vi al detective // Volver al lugar del crimen // Solo y tranquilo // Como en las peores pesadillas // Lo vi sentarse en el suelo y fumar // En un dormitorio con sangre seca // Mientras las agujas del reloj // Viajaban encogidas por la noche // Interminable." (R. Bolaño, Los Detectives)
Otras voces: Aquí Pablo con una valoración más sensata; yo soy muy fácil de impresionar.
Me ha sorprendido esta película porque he visto mucho cine negro (también llamado noir) y este refrito del género con un entorno tan sorprendente como un instituto americano resulta sorprendente por lo bien que encaja. Los actores principales son todos muy jóvenes pero aún así hacen bastante bien su papel en el film. Sobretodo el protagonista que tras haberle visto en "500 días de verano" sorprende encontrarlo aquí con un registro tan diferente.
En resumen, una película interesante por mezclar algo tan curtido como es el cine negro con un entorno de instituto. Y pesé a tener un presupuesto ínfimo destaca muchísimo a nivel de producción demostrando que con ganas e ilusión se pueden conseguir grandes resultados. No por nada esta película se ha llevado premios prestigiosos como el sundance del 2006.