Ken Loach es famoso por hacer "cine social", habitual entre los gafapastas y que normalmente tiende a ser planos de 15 minutos de un/a adolescente llorando en un rincón porque está embarazada o no puede evitar que su padre se drogue.
Lo cierto es que ésta película empieza así, pero más o menos al minuto 10 empieza a transformarse en una historia y te va contando como un cartero acabado, sin personalidad, sin presente y con un futuro nada prometedor, logra plantarle cara a la vida.
No me gusta desvelar los argumentos de las películas, así que sólo puedo decir que la historia no trata de ser conmovedora, sólo trata de reflejar una realidad social y luego la pasa por el prisma del cine, convirtiéndola en una historia entretenida.
El guión es el gran éxito de la película. Te cuenta algo parecido a la última peli de Clint Eastwood, en un barrio marginal, pero con un final que sorprende y es que el cine positivo y amable como es ésta película, empieza a ser un bien escaso en las salas de cine.
Respecto a los actores cumplen. Resulta muy graciosa la actuación de Eric Cantona, que actúa de si mismo y que el protagonista puede ver cada vez que se coloca. Es el personaje que ayuda al prota a crecer como persona y hace que se imponga frente a las situaciones y tiene la misma chulería que en el mundo real.
El único pero, es algo que a la mayoría de la gente le va a dar igual y es la fotografía, que es realmente mala. Parece hecha por alguien muy poco profesional y que sólo le interesaba que la cámara grabase.