Peliculas

Bueno, de nuevo haciendo crítica de otra película de Peter Weir. Esta vez, una película más novedosa.

La cultura moderna se explaya mucho sobre las atrocidades de los nazis durante la segunda guerra mundial, pero poco sabemos los occidentales sobre otros excesos, como la represión política de Stalin a través de los campos de trabajos forzados del Gulag.

Sin embargo, no es eso lo que me he encontré (para mi sorpresa) en esta película. Para algo así habría que trasladarse a releer la obra "Archipiélago Gulag", de la cuál mi padre tenía un ejemplar en alguna parte, el cuál desapareció, y del cual me atrevía a leer fragmentos a ratos. Pues enfrentarse en mi temprana juventud a la idea de que en el mundo real se pudiese llegar a tal extremo de la denigración humana me producía pesadillas.

La imágen de este film no es tan cruda, ni de lejos, a lo que yo recordara en estas lecturas. Aunque al principio se nos muestra algo sobre la dura vida en estos campos, básicamente la película es una historia épica (a veces, con elementos de drama) sobre la fuga de uno de estos campos de un grupo de prisioneros. Al parecer la película está basada en hechos reales. Las vivencia personales de uno de los fugado.

Sinceramente, no sé hasta que punto Petrer Weir se atiene a la historia real. Pero nos muestra de nuevo, en este film, a un grupo de hombres totálmente dispares, que en circunstancias normales de la vida ni siquiera llegarían a dirigirse la palabra, y a los cuales la adversidad les obligan a unirse en una lucha por la supervivencia.

La película no está mal llevada. Tras la escena de la fuga, el film básicamente se mantiene a partir de la itercalación de escenas en las que los protagonistas luchan contra los elementos y escenas en las que interactúan entre ellos. Así pues, a partir de entonces la película se basa en actores y escenarios. Algo que puede ser del gusto de algunos, pero aburrido para otros. De nuevo, Weir hace incapié en como las circunstancias desafiantes mantienen a las personas unidas. Y en como gentes totálmente opuestas dirimen sus diferencias, uniéndose ante una oposición fuerte. Otro aspecto importante de las películas de Weir es la fe perdida y reencontrada, aunque sea en este caso la fe en considerarse de nuevo un ser humano.

Sinceramente, no es mis favoritas de Weir. Es una película emotiva. La fotografía de los paisajes (cortesía de National Geographic) hace de ella una película muy hermosa, tal vez demasiado majestuosa: Lo que debería parecer un infierno de hielo o arena se nos muestra como un edén de belleza natural salvaje. Es incluso contraproducente para lo que se desea expresar.

Weir convierte una dura lucha real humana en un enfrentamiento épico, esta vez quizás demasiado épico. Por suerte, los actores ayudan mucho a humanizar la historia, al ser todos seres de carne y hueso, tan capaces de lo mejor como de lo peor. A medida que avanza la historia, se nos muestran sus pasados, dándoles cada vez más consistencia a los personajes. Ame dida que llega el final, la voluntad de vivir basada en la fe son elementos fundamentales que ayudan a la supervivencia de los personajes. Aquellos que los pierdan, morirán. Los que prevalecen, alcanzan la redención.

Lo mejor para mí esta vez, el papel de Collin Farrell. Y la idea subyacente de que, en el fondo, la lucha nunca acaba.