Peliculas

No es tan divertida como la primera parte, y si cabe, tiene aún menos sentido. Aquí los demonios se manifiestan a través de una película que una chica está viendo en la tele, el día de su 16 cumpleaños (16...en cada brazo, que se ve ya un poco talludita), y sirve de excusa para sembrar el caos y el pánico en régimen de propiedad horizontal. Los personajes varían entre los protagonistas que se van a salvar (el joven y su mujer embarazada), los que son carne de cañón y los que van tirando hasta el final, como es el caso de Bobby Rhodes, repitiendo papel, esta vez, de monitor de gimnasio con grandes capacidades organizativas a fin de evitar la entrada de los zombies en el último reducto de los supervivientes. Su escena cumbre, con Rhodes subido encima de un seiscientos o algo por el estilo, alzando una escopeta que guardaba en el maletero y arengando a las masas a no dejarse llevar por el pánico, casi me mató de la risa.
En este caso, la sorpresa se encuentra en el final, en el que consiguen jugar bastante al despiste escatimándonos un final relativamente feliz que a base de sustos, una no acaba de verlo llegar.