La película está basada en hechos reales ocurridos en Argentina en la primera mitad de la década de los ochenta. Para cualquier espectador argentino de más de cuarenta años, los nombres y las situaciones resultarán más que familiares, aun cuando no se recuerden todos los detalles. Para un espectador de otro país o de mucha menos edad, la historia será toda novedad. En ambos casos, creo que queda claro, que la película funciona. Estar basada en hechos reales es un gancho muy fuerte debido a las enormes repercusiones que tuvo el caso en su momento.
Arquímedes Puccio vivía con su familia en, San Isidro, zona norte del Conurbano bonaerense, su hijo era un jugador de rugby muy popular dentro de su club y la familia vivía integrada a la sociedad más allá del trabajo de Arquímedes para el servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea. Pero la película ya muestra el final de la historia, o casi, cuando la policía irrumpe en el hogar de los Puccio, donde de manera insólita tenía secuestrada a una de sus víctimas. Está claro que la historia pedía a gritos ser llevada al cine. Incluso ahora está por estrenarse una miniserie para la televisión argentina. Tan única es la historia que sin problemas un grupo de guionistas norteamericanos podrían tomarla y convertirla en una serie de varias temporadas. Que la película esté basada en hechos reales no la hace ni mejor ni peor, por lo cual pasemos a analizarla como si se tratara de un guión salido de la imaginación de alguien sin base alguna en hechos reales.
Pablo Trapero tiene una probada filmografía que va desde su contundente debut en Mundo grúa a sus films más populares, comoCarancho y Elefante blanco. Film tras film ha ido creciendo como narrador, sin desprenderse de su estética original. Lejos, El clan es su película más clásica, no solo por una fluidez narrativa absoluta, sino por la forma en que se relaciona con el espectador. El clan no resulta ardua para el espectador acostumbrado a un cine tradicional y no tiene tampoco la sordidez visual de sus films anteriores. Los personajes son sórdidos, siniestros, monstruosos, pero a nivel narrativo se trata de su film más amable. Sus tonos oscuros en la luz siguen intactos, así como también los largos planos y la forma de encuadran que lo vinculan fácilmente con sus últimos films. Sin virtuosismos notorios (pero igualmente virtuosos) Trapero narra de forma brillante. Sí, la historia parece contarse sola, pero no se cuenta sola, necesita de un director de gran nivel.
Ese pulso narrativo, esa sobriedad se extiende a todos los aspectos de El clan. Cada escena tiene el peso suficiente como para moverse, un exceso la llevaría al desastre. Esa es la diferencia entre el cine del montón y el buen cine. No hay excesos melodramáticos, no hay grandes estridencias, pero el espectador está al borde de la butaca de principio a fin. Todo esto se aplica al elenco y al protagonista, Guillermo Francella. Su Arquímedes Puccio es legendario. Una vez, imaginemos que no es un personaje real, imaginemos que es un invento. En realidad es un invento, porque en la piel de Francella cobra una dimensión única, que le pertenece a este actor y a esta película. ¿Cómo interpreta a un monstruo que no se cree tal? ¿Cómo seguir a un personaje que hace tan espantoso con la misma naturalidad con la que puede llevar adelante un negocio o cualquier otro trabajo? Puccio, padre de familia católico, miembro respetado de la comunidad, ayuda a su hija con la tarea a la vez que planifica horribles crímenes dentro de la misma casa donde vive con su familia. Hay que ponerse en la piel de un personaje así y Guillermo Francella lo consigue. Sí, no hay dudas de que Trapero debe ser en parte el responsable de esta sobriedad siniestra, de esta frialdad inquietante. Pero es Francella el amo y señor de la mejor actuación de su carrera y de uno de esos roles destinados a queda en la historia de nuestro cine. Esto sin quitarle tampoco valor a la gran actuación de Peter Lanzani, que está perfecto también. Los actores están bien, los personajes están bien. Cada personaje, aun los secundarios son interesantes. La familia, ese núcleo sobre el cual se ha construido la sociedad, es mostrada con todas las locuras, las lealtades, los miedos y las complicidades de cualquier familia, pero en este caso girando alrededor de horrendos crímenes.
Sorprenderá a muchos la inteligencia y el buen gusto con el cual se puede contar una historia tan terrible. No debería, así se han hechos miles de obras maestras de la historia del cine. No hay que hacer films horribles para contar historias que lo son. El clanes una película inolvidable. Una vez vista, pueden ir y buscar más información sobre el tema. Pero en lo que se refiere al cine, a una obra profunda y compleja, tienen todo lo que necesitan en la película, no se necesita más.
Sin comentarios todavía