Peliculas

 Four rooms es una película mediocre. Sin más. En realidad no es más que una concatenación de 4 cortos que suponen unos brutales altibajos entre unos y otros.

El primero, a cargo de Allison Anders, es de mis peores experiencias delante de la pantalla. El relato es bastante pobre, la historia no cautiva, los personajes son el anticarisma, la premisa carece de gracia (quizá fuese, al menos, provocadora hace 50 años, pero es que ahora ni eso). No, todo mal. En este primer corto falla todo. Absolutamente. Horrible sin más. Una última mención, Madonna, creyéndose actriz —o algo así— ganó un premio por su horrendo papel en este corto. Un Razzie, eso sí.

El segundo corto, a cargo de Alexandre Rockwell, mejora un poco el panorama. Lo cierto es que no me gustó mucho, pero tampoco diría que fuese un mal corto. Aburrido, repetitivo... monótono; eso sí, pero no malo. El gran problema es que la pareja celosa y pervertida se quedan sin nada que contar cuando se llega a la mitad de la duración del corto; se repite la misma estructura y se da por concluido. No deja de parecer tiempo tirado.

El tercer corto, sin ninguna duda, lo mejor del disco (o de la cinta, para quienes la viesen en un formato más antiguo). Robert Rodríguez ofrece un espectáculo ameno y divertido presentándonos a dos diabólicos niños hijos de un mafioso mexicano de vodevil interpretado —en toda su simple y exagerada actuación de teatro barato— por un Antonio Banderas lucido que se dedicarán a torturar al pobre botones con sus constantes peticiones.

El cuarto, y el más extraño de todos, bajo dirección de Tarantino, mantiene el tipo y le da un final aceptable a la película. Se mantiene en la línea de las historias de este director y guionista, aunque tal vez de forma ligeramente más caricaturesca. 

Para mí, lo admito, la gran buena sorpresa de esta película fue el papelazo de Tim Roth (el protagonista de Lie to me —miénteme) que parece más próximo a los movimientos de los dibujos animados viejos (tipo La Pantera Rosa o los viejos Looney tunes). Si bien en los primeros cortos esto es lo único resaltable —positivamente, al menos—, Rodríguez exprime al actor y dignifica al personaje, sin renunciar a ese toque caricaturesco que tanta vida le insufla al visionado.