Una crítica mordaz a la clase política. La película no tiene momento alguno de descanso, dejando claro el hecho de que cualquier memez en política se convierte en un movimiento estratégico de primer orden... aunque el que haya dicho la memez ni se plantee dicha posibilidad. Es algo así como una película de gangsters de Guy Ritchie, sólo que hay que cambiar a los mafiosos por... bueno, lo que cambia es el barrio.
El filme es entretenido de ver, tiene un cierre creíble y los personajes tienen tanto caracter y parecen tan descabellados que casi doy por hecho que REALMENTE hay gente como esa en política. Del mismo modo, abusa del lenguaje soez con algunos personajes (esto yo lo cuento como positivo, por cierto) y puede resultar hasta cansado enterarse de lo que ocurre en algunos momentos particularmente enmarañados, sobretodo si a uno no le llaman mucho la atención los tejemanejes políticos, por absurdos que puedan llegar a ser.
Ahora, si se disfruta dándole la vuelta a un argumento con el mismo argumento, te lo pasas pipa con la pelicula.
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