Gran película, corta e intensa a modo de documental. Comienza presentando a dos personajes singulares, un ex-militar irakí cincuentón en la reserva y su joven acompañante, que sin blanca y con cierto sentimiento nacionalista, colocan para los radicales islámicos una bomba al paso de un convoy.
Tras la detonación, las familias de irakíes de las casas colindantes, que no tenían ninguna culpa, se convierten en el blanco de la ira ciega de los soldados americanos.
Muestra escenas muy duras, pero reales, con fusilamientos a quemarropa, "limpieza" casa por casa (osea, matando a todos sus ocupantes, sean mujeres, niños o viejos). Me ha parecido una buena película porque refleja muy bien los dos (o tres) puntos de vista en el Irak actual: la población civil desesperada e indefensa, los paranoicos militares americanos y los radicales islámicos que usan a la población civil como víctimas potenciales para ganar más adeptos tras esas matanzas.