Guillermo Del Toro nos presenta una película de terror con bicho en la que combina muy bien el temor a la oscuridad con los experimentos genéticos.
Lo mejor de la película son esas escenas que transcurren casi en completa oscuridad, prefiriendo el uso de sonidos y sombras sobre las imágenes directas como recurso para crear una atmósfera terrorífica. El resultado es muy bueno.
El personaje del niño se hace un poco cargante aunque da lugar a algunas escenas muy interesantes.
Lo peor es la interpretación ya que el reparto deja mucho que desear.
Esta película fué una de tantas que sufrieron la competencia directa en taquilla. En esta caso, su competidora fué The Relic que también comentaremos en esta sección
Es una de esas películas que, sin ser excepcionalmente buenas, veo una y otra vez porque son muy entretenidas.
En este caso lo que me atrapó fue el concepto de una criatura que al evolucionar se mimetiza como un ser humano pero sin realmente transformarse en humano. Spoiler (marca el texto para leerlo):
Eso les añade plausabilidad biológica dentro de la fantasía de la película.
También me gusta mucho la ambientación en túneles olvidados bajo la ciudad, como en el juego de rol Quidam, y que la forma de rodar consigue que veamos a los bichos como unos asesinos letales y rápidos (como los xenomorfos de Aliens y los velociraptores de Parque Jurásico).