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Decepcionante.

Una vez pasado el efecto "oooooooh" (los cinco o diez primeros minutos) que provoca ver esos escenarios postapocalípticos tan logrados, esos graciosos muñecos de trapo y sus texturas de diferentes tipos de telas, lo que te queda es una serie de escenas de acción sin sentido, que transcurren en tres o cuatro localizaciones mal contadas y que están unidas por una historia que es un cruce entre Terminator y Pinocho.

El argumento (por llamarle de algún modo) mezcla tecnología pseudo-steampunk con un misticismo/magia cuya explicación o justificación es pobre a más no poder, de chiste. La misma creación de los autómatas de trapo no tiene ningún sentido ni justificación.

[spoiler]No queda nada que salvar, no se pueden reproducir para repoblar la tierra y la máquina que causó el desastre está desactivada. ¿Para que los crea? Si es para custodiar la pieza que le falta a la máquina, ¿por qué no les da instrucciones claras al respecto? Y eso de que la máquina es mala porque no tiene alma... Jua, jua, jua.[/spoiler]

También hubiera preferido más escenas en las que se viera a los muñecos recorriendo las ruinas para buscar piezas con las que fabricar sus inventos, su "vida" cotidiana y las relaciones entre ellos en ese escenario devastado. No pude evitar acordarme de la impresionante primera mitad de "Wall-e".

En resumen, al cortometraje inicial le ha sentado bastante mal el cambio de formato. Quizá se debería haber quedado como estaba. Ahora, a esperar al obligado merchandising, los muñecos (si los hacen de plástico perderán su encanto) y el videojuego.