Si buscas terror vete a ver Insidious. Si buscas gore, Saw. Soy un fantasma es un drama, no una película de terror. El drama y la agonía de un fantasma condenado repetir una y otra y otra vez las escenas de su vida, sin saber quién es, por qué lo hace o cuál es el fin. Durante casi la mitad de la película, Emily repite una y otra y otra vez las mismas escenas desconcertantes; pero cada vez, hay un nuevo matiz. Algo que cambia poco a poco a Emily. Toda la película trascurre desde el punto de vista del fantasma. No hay contactos con los vivos. No hay gente a quién asustar. Sólo un fantasma desconcertado.
No es hasta la aparición de Silvya (bueno, su voz) en que nos damos cuenta de la relación entre fantasma y medium. Conoceremos la anterior vida de Emily y el por qué de su actual estado. Silvya quiere ayudarla pero Emily no sabe ni por donde empezar.
Soy un fantasma, es una película, lenta (al menos al principio) pero que nos exige estar atentos a cada uno de los detalles. H.P. Mendoza la filmó con un presupuesto ridículo y haciendo un poco de todo. Y para mi gusto, ha logrado una película redonda. Sobre todo al descubrir el por qué de todo lo que le sucede a Emily. Y es más... el final me dejó un gusto... no sé... no quiero hacer spoiler.
IMDB: 6,8
Film Affinity: 5,2
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