Es una de las películas más famosas de Dario Argento, conocido por sus giallos o películas de suspense (El pájaro de las plumas de cristal, Rojo Oscuro). Aquí abandona el suspense más “realista”, si su forma de filmar puede considerarse como tal, y se pasa a una trama fantástica que será la primera de la trilogía de las tres madres, concluida hace muy pocos años.
La historia bebe de muchas fuentes: desde la novela gótica, el suspense popular, el esoterismo y el terror. La llegada de Suzy a la academia, en medio de una tormenta e intentando comunicarse en un idioma que no comprende, recuerda a las doncellas virginales de Anne Radcliffe y sus castillos góticos, así como el avance de la trama en la que se revela que estamos ante el género de terror.
El suspense de la historia, o sus crímenes, son filmados en la forma típica de Argento: retorcidos, barrocos, casi artísticos en la forma de ser llevados a cabo y en la disposición de las víctimas. Esto estará relacionado con el avance de la trama, que entra dentro de lo esotérico, y no de lo fantástico, por razones que no diré por motivos de spoiler.
En este caso, el argumento es, como será en su segunda parte, una excusa para desarrollar la acción, que de nuevo, más que historia, se basa en imágenes: alterna colores según las salas o el estado de ánimo de los personajes, juega con las siluetas y las sombras…hasta conducir a un final cargado de simbolismo.
Todo ello sustituye al argumento en sí, apenas esbozado y que sirve para presentar a los personajes que, o irán muriendo o ayudarán a la protagonista a descubrir el misterio que esconde la historia. De hecho, hasta podría decirse que tiene ciertos agujeros e incluso faltas de sentido (a mí que me expliquen a qué vino la pájara que le da a la protagonista en los primeros ensayos), que apenas se notan debido a lo impactante (visualmente hablando) de las imágenes de la película.