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Toma el dinero y corre

Humor
Por casares

Virgil era un joven tímido, agradable y culto, pero que se sentía agraviado por la autoridad que ejercen sobre él. Pronto comienza una vida de fechorías, robando máquinas vendedoras de chicle.

Y es que ser ladrón no es fácil, tras una infancia traumática e incomprendida, Virgil no tiene más remedio que verse impulsado a robar maquinas de chicle, un delito penado en por lo menos... un par de estados. Ahí da comienzo una vida de delincuencia y en permanente huida. Tras fracasar en varios trabajos (tocando el violonchelo en una orquesta cargando con el instrumento, por ejemplo) entendió que lo suyo era robar... o no?

Entre el falso documental (genial las declaraciones de los padres con máscaras de gafas y bigotes para que no los reconozcan), la ficción y la sucesión de sketches, el genial Woody Allen, firma una más que notable ópera prima. Con medios artesanales, y sin apenas experiencia, se vale de referentes en el cine como Chaplin, Keaton o Billy Wilder para combinarlos con diálogos destornillantes y abstractos que más tarde le harían famoso y sería un sello inconfundible de su estilo. Un estilo que también se hace evidente en el apartado visual, dotando a cada fotograma un aspecto casi personal, que más tarde también desarrollaría con más madurez.

Si bien, en contra tiene que su trama padece de una carencia total de dramatismo y/o trascendicia, quedando ante nosotros sencillamente una hora y media de risas, plagadas de situaciones graciosas o simpáticas, que no pasaran a la historia. Aunque quizás ese no era el objetivo del director, cuando (inevitablemente) lo comparamos con otras comedias posteriores, nos encontramos que con el tiempo supo desarrollar tramas muy bien logradas con diálogos y situaciones irrisorias (Veáse "Misterioso asesinato en Manhattan").

Y es que el genio se estaba entrenando a la espera de lo que serían grandes obras maestras y que lo convertirían en uno de los mejores cineastas de la historia (por lo menos para mí). Porque cuando uno es un ladrón fracasado, lo única esperanza es correr, correr, correr... y aver qué pasa.

Para mi un clásico y uno de los mayores exponentes de humor absurdo, para no perdersela.


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