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Esta película acaba de entrar en mi saco de favoritas por la puerta grande. Grandes las escenas, la historia, los personajes, el decorado, las actuaciones, el vestuario… Como curiosidad, es una adaptación de la obra de teatro homónima escrita por el gran dramaturgo Tennessee Williams, autor también de «La gata sobre el tejado de zinc», otra de mis grandes favoritas.

Cuatro oscares a cuatro actorazos: Marlon Brando, Vivian Leigh, Kim Hunter y Karl Malden. Sin bien todos son brillantes, mi actuación favorita es la de Vivien. Es, y con diferencia, lo mejor que he visto en años. La evolución del estado mental de Blanche queda reflejado a la perfección con cada uno de sus gestos.

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Los detalles en esta película están cuidados al milímetro. La decoración de la casa de Stella, que cae bajo la influencia de Blanche, llenándola de luces tenues, fundas, bordados, encajes y porcelanas. Las ropas baratas y la bisutería de una mujer que no quiere asumir que no puede pagar prendas de calidad.

Los personajes son únicos y su evolución constante. Un Stanley cada vez más resentido y violento, una Stella que ve como empeora la relación con su marido, el deterioro de la salud mental de Blanche, un hombre enamorado que descubre la verdad sobre su prometida.

 El ambiente roza lo enfermizo. El calor y humedad de la zona quedan reflejados en todo momento, siendo motivo de queja por parte de los personajes, y excusa de algunos de ellos para prescindir de ropa.

El maquillaje también es digno de mención. Sobre todo el de Blanche.

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Sólo le veo dos puntos débiles a la cinta. El primero, la música ambiental. Siendo de buena calidad, apenas se nota. Está muy baja con respecto a los diálogos. Cuando toca una orquesta o escuchan la radio esto no sucede, pero si con la ambiental.

El otro punto

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