Aunque estemos en la época dorada de las series, las inglesas suelen ser las hermanas pobres frente a la producción americana, especialmente las comedias. El humor inglés es algo que, como he podido comprobar a quienes recomiendo series como estas, o lo odias o acabas enganchándote a esa extraña mezcla de cinismo y absurdo.
Black Books es una serie "reciente", en la que trabaja parte del equipo de Pegg y Wright (de hecho el protagonista y parte de algunos personajes eventuales aparecían en Shaun of the dead y Spaced)y en la que se nota su herencia: sin llegar a los extremos de Spaced, basa gran parte de sus historias y bromas en una concepción del mundo completamente surrealista, en la que podemos ver bares de copas situados bajo una mesa, gadgets para enviar tostadas desde un cuarto de baño y más de una puya sobre las cadenas de librerías con cafetería incluída.
Los personajes se encuentran perfectamente cómodos en este mundo: Bernard parece estar todo el día tajado (lo está), odiar a sus clientes (los odia) y no tener más intereses en el mundo que la bebida, el tabaco y los libros. Manny es la contrapartida optimista, aunque rayana en la locura, que intenta sacar adelante el negocio, y Fran, la más cuerda, es el prototipo de mujer desesperada por encontrar lo que sea.
El ambiente de la serie sorprende dado el cambio en los últimos años: aquí TODO el mundo fuma como chimeneas y bebe como cosacos, hace años que no recuerdo haber visto tantas colillas por metro cuadrado en una serie. Como si en el pequeño universo en el que habitan los personajes, los vicios mal vistos por el resto del mundo estuvieran permitidos.
Actualmente la serie se encuentra "cerrada", y no se tienen pensado lanzar más temporadas, aunque en este caso, y teniendo en cuenta las temporadas de seis capítulos, se agradecería que durara un par de años más.