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Si bien la idea de una serie basada en uno de los juegos de rol más populares podía parecer atractiva, no recomiendo a nadie que se acerque a esta serie si quiere disfrutar de una buena historia...¡es la peor adaptación que he visto nunca!
Con todas las limitaciones de la época en la que fue grabada, es decir, los noventa (falta de presupuesto y efectos especiales, vestuario que resulta anacrónico hoy en día...) y defectos de producción (el responsable es Aaron Spelling), la serie, cancelada a los pocos episodios, es un batiburrillo en el que se intenta dar a conocer al público general el mundo de la Mascarada de una forma bastante desafortunada: los clanes se mezclan, confunden y fusionan de una forma que roza lo absurdo. Los Gangrel se convierten en moteros renegados o en locos, los Brujah son delincuentes trajeados y los Tcimisze han sido fusionados con los Nosferatu, seguramente a fin de hacer la trama de la Mascarada un poco menos compleja.
El resultado, si aún fuera entretenido, podría pasar, pero no lo es: es una serie tremendamente aburrida, de la que solo alcancé a ver los capítulos suficientes como para subir la reseña, ha envejecido bastante mal y en el que el mayor divertimento lo constituye el intentar adivinar que fallos y mezclas raras han hecho con los clanes.
Todavía me pregunto en qué estaba pensando cuando conseguí la serie... bueno, o quizá si: la idea de una producción de tv basada en un juego de rol resultaba la mar de tentadora y frikosa.