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Star Trek vuelve a sus orígenes con una serie con formato muy episódico (aunque con algunas tramas de recorrido más largo, que la fórmula de TOS ya no se estila) sobre exploración espacial, choque de culturas y batallas espaciales diez años antes de las aventuras del capitán Kirk.

Hit it

«Space—the final frontier. These are the voyages of the starship Enterprise.
Its five-year mission: To explore strange new worlds, to seek out new
life and new civilizations, to boldly go where no one has gone before.»

Resulta agradable volver a una Star Trek ambiciosa en su fondo pero con unas formas más contenidas. Strange New Worlds tiene detrás a Alex Kurtzman, cocreador de Star Trek: Discovery, pero creo que esta vez dará en el clavo del corazoncito de los trekkies. Esta precuela de la serie original se sustenta sobre los hombros de un conjunto de personajes, en lugar de la fórmula del protagonista que movió Discovery, y juega con las fórmulas que hicieron de Star Trek lo que es, solo que con un giro más moderno. No solo creo que es una buena Star Trek, creo que es el producto que los fans de la franquicia querían.

Situada una década antes de las famosas aventuras de Kirk, Spock y McCoy, Strange New Worlds nos presenta a la tripulación del capitán Pike (un nombre conocido en el mundillo, pese a su escasa presencia hasta el momento), en la que nos reencontramos con algunos viejos conocidos. Pike es el primer capitán al mando de la Enterprise NCC-1701; con él tenemos al semivulcaniano Spock, la fantástica enfermera Chapel y a la portentosa cadete Uhura; así como a Número Uno, el ingeniero ciego Hemmer, el médico M'Benga, la timonel Ortegas y la jefe de seguridad Noonien-Singh (¿os suena este apellido?).

A bordo de la Enterprise

La serie es entretenida y sabe jugar con los dilemas típicos tanto de Star Trek como de gran parte de la ciencia ficción y salir, normalmente, airosa de tales lances. Los episodios, de unos 50 minutos, son bastante rápidos y los efectos digitales son los que cabe esperar de las visualmente potentísimas series actuales. Se ve de lujo, vaya.

Hay algunas quejas sobre ciertas decisiones, como la paridad en el puente de mando (¡inclusión forzada! ¡SJW! ¡woke!), pero, por un lado, es algo en lo que ni siquiera me había fijado mientras veía la serie y, por otro, ¡es Star Trek! Siempre han sido de un progresismo total en cuanto a representación y, en general, en cuanto a su mensaje (con asquerosas excepciones, que prefiero borrar de mi mente). Si creéis que os va a molestar ver una serie inclusiva no es que Strange New Worlds pueda no ser para vosotros, es que creo que es mejor que no toquéis Star Trek ni con una pértiga. Para mí es parte de la esencia de la franquicia y es difícil desligar la obra de esa visión.

En cualquier caso, debe de haber funcionado bastante bien entre el público, porque ya han confirmado una segunda y una tercera temporadas. Y, a decir verdad, las espero con ganas.

Conclusión

Yendo al meollo de la cuestión: ¿merece la pena invertir las casi 10 horas de serie? Bajo mi punta de vista, sin duda. Reconozco que la disfruté mucho, sin que esto indique que sea una obra maestra ni nada parecido. Su objetivo no es desbancar a The Wire, ni falta que hace; pero es siempre una serie solvente, entretenida e interesante, tiene un estupendo reparto y muchas de sus tramas me parecieron muy bien trazadas. Yo la recomiendo a tope. To boldly go where no man has gone before.

A modo de curiosidad, la estrenaron por mi cumpleaños. ¡Era una señal para mí!