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Hilarante, absurda y absolutamente británica. Tiene episodios memorabilísimos (el juicio) y muchas escenas autenticamente geniales.

Las interpretaciones son más que notables y tenemos que destacar a Chris Barrie en el papel de Gordon Brittas pero la secretaria (Judy Flynn), la recepcionista (Harriet Thorpe) o la mujer de Brittas (Pippa Haywood) son personajes magistrales.

Durante las siete temporadas (de entre 6 y 8 episodios cada una) que duró la serie hay capítulos tan absolutamente desternillantes que tan solo se pueden ver superados por los mejores momentos de Sheldon en TBBT. Evidentemente es una serie que se ríe muchísimo de los británicos con un humor muy británico así que si ese no es tu rollo quizá se te puede hacer un poco ridícula.

Lo mejor de todo es que, al igual que la mayor parte de comedias, los capítulos duran una media hora escasa y sirven para rellenar un hueco de tiempo libre de una manera amena. También cuenta con la aparición de personajes británicos de la televisión y la vida social.

Lo que más me gusta de la serie:
-Las situaciones absurdas: una vaca se pone de parto en mitad de una pista de squash, un campeón olímpico de tenis de mesa ataca a Brittas con sus paletas afiladas, la herida infecciosa de Colin que nunca se cierra, el bebé de Carol escondido en el cajón de su recepción...
-Los personajes. Quizá al que le tengo más cariño sea al único personaje cuerdo de la serie, la fiel Laura, segunda al mando durante las cinco primeras temporadas. Pero como ya he dicho todos los personajes son hilarantes y muy bien construidos.