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Acción Ciencia ficción Rol

Año 2183. Los humanos, tras haber encontrado ruinas con tecnología de los llamados proteanos, han conseguido salir del sistema solar y colonizar diversos planetas y lunas a lo largo de la galaxia. Pero no se encuentran solos, ya que otros pueblos como los asari, los turianos, los krogan, los salarianos y otros muchos comparten ese espacio. Hace poco, además, los humanos han entrado a formar parte del Espacio de la Ciudadela, una alianza de imperios galácticos dominada por representantes de los 3 más grandes: turianos, asaris y salarianos, pero ahora es posible que un humano entre a formar parte de los Espectros, unas unidades de élite al servicio del Consejo que no responden ante nada ni ante nadie, pudiendo afrontar los problemas como consideren conveniente sin repercusiones legales. Y ahí, justo ahí, es donde estamos nosotros.

BioWare, sello e incidencias

Conocidos por Baldur's Gate, Neverwinter Nights y Knights of the Old Republic, BioWare era una desarrolladora de videojuegos muy querida por el público rolero cuando publicaron Jade Empire, su primer juego de rol de acción; pero fue Mass Effect, publicado en 2007, con el que lo petarían de verdad. No era para menos, ya que con su intrigante historia de ciencia ficción espacial llena de acción, disparos y personajes memorables fue valorado como uno de los mejores juegos de su generación.

No nos vamos a engañar, el currículo del estudio era impresionante y Mass Effect fue recibido con ganas. La historia engancha, los personajes cautivan, hay algunas líneas de diálogo y momentos que atrapan y las aventuras del espectro Shepard (¿siento el spoiler?) tienen la dosis de acción necesaria para que no nos despeguemos del mando. No obstante, Mass Effect también tiene problemas. Uno de ellos es que si bien BioWare era conocido sobre todo por sus juegos de rol dungeoneros, sus juegos de acción jugaban una liga algo menor (como MDK 2, tristemente no jugué a Jade Empire, por lo que me abstendré de hacer mayor referencia a él); y Mass Effect es la prueba de que dominar un género no implica dominarlos todos: se trata de un producto plagado de bugs. No es injugable, ni mucho menos, pero incluso ahora, con esa reluciente Legendary Edition que incluye la trilogía Shepard con la mayor parte de DLC, puede ser frustrante. Los goblins, en este caso, dejaron de trabajar antes de tener el producto realmente pulido.

Nos encontramos con bugs en las armas (a veces se sobrecalientan y el calor no se disipa hasta que cambiamos de arma y disparamos con la nueva), con bugs en las esquinas (a veces el personaje se queda atorado y nos obliga a cargar partida), bugs en las misiones (incluso en alguna principal, que si la liamos se queda sin poder resolverse de ninguna manera pero tampoco anulada) y con un planeta lleno de problemas en el que aparte de poder quedarnos trabados en alguna esquina nuestros compañeros pueden dejar de seguirnos para aparecer esporádicamente cuando nos alejamos demasiado de ellos, dificultando el avance cuando nos encontramos una oleada de enemigos.

Hay otros problemas de menor calibre, como la asombrosa inexpresividad facial de los personajes, que lucen igual estando enfadados, que contentos que nerviosos; habiendo alguna escena que produce risa involuntaria

Problemas aparte

Pero, problemas aparte, es evidente que nos encontramos ante un producto especial, en cierto modo adelantado a su tiempo y con una, en general, lograda puesta en escena. Hay que pensar que el mucho más apegado al estilo de la casa Dragon Age: Origins es de dos años después. Mass Effect fue una apuesta parecida a la que pudo ser The Witcher 2 para CDPROJEKT: un campo de pruebas al que se le ponen muchas ganas (en a saber qué condiciones de trabajo. No quiero desviarme) y se desafían los límites de lo que el equipo aprendió a hacer con KotOR. Hay que decir que salió tan bien que los siguientes Dragon Age tendrían ese estilo de exploración tridimensional, aunque no se basasen en el uso de coberturas, y recordarían inevitablemente a las aventuras del Espectro Shepard.

El mundo es rico, el Códice, lleno de información; las aventuras, amenas (aunque se agradecería que las bases enemigos no tuviesen todas la misma planta con cajas y estanterías cambiadas de sitio), algunas decisiones, moralmente interesante; la acción, aunque facililla, entretenida; la duración, adecuada (sin acelerar conversaciones y explorando la mitad del contenido opcional me llevó muy poquito más de 20 horas) y el regusto que deja es muy dulce. Incluso ahora, en 2022. En 2007 era, sencillamente, la leche.

Recuerdo cuando compré la XBOX 360 y jugué Fable 2, Mass Effect y Halo 3. Mis primeros juegos de la generación, tras haberme prácticamente saltado la anterior, frustrado por lo aburrido que me parecía casi todo lo que salió para PS2. Seguramente no era culpa del contenido, sino de estar de un adolescente insoportable, pero bueno... ¡es lo que hay!

Conclusión

Mass Effect fue uno de esos juegos que marcaron un momento y definieron cómo se harían muchos juegos de rol en adelante, convirtiéndose en una piedra angular. Creo que no exagero si digo que es uno de los juegos más relevantes de la primera década de este siglo, que es uno de los que se recuerda con más cariño y que todo ello es más que merecido. Tiene muchos problemas, pero compensa al jugador sobradamente por ello. Es la tercera vez que lo juego, esta vez streameándolo por Twitch, además, por añadir algo más a la experiencia, y debo decir que se ha convertido ya en uno de esos happy place a los que siempre resulta agradable regresar.

Mi consejo, no obstante, es que si lo jugáis, lo hagáis con el adepto, es el personaje más divertido de jugar, aunque requiere desplegar el menú de acciones mucho más a menudo, por lo que ofrece la experiencia de juego más lenta.