El baño de luz
Morkredd es un juego de aventuras y lógica en el que controlaremos a las dos sombras previamente mencionadas. Puede ser jugado por un solo jugador, en cuyo caso cada joystick del mando controlará a una sombra y cada botón frontal (los que están encima de los gatillos) permitirá que el personaje controlado por el joystick del mismo lado pueda interactuar con el entorno; o por dos jugadores, en cuyo caso cada uno controlará a un personaje.
Aunque los escenarios, desafíos y problemas del juego son los mismos en ambos casos, la experiencia cambia bastante. En la modalidad de un jugador el mayor problema radica en coordinar el uso de los dos joysticks, tener claro qué personaje es cada uno y no liarse… porque cualquier sombra puede acabar con nuestros protagonistas, incluyendo la que proyecta nuestro silencioso acompañante. En la modalidad para dos jugadores hay ciertas cosas que resulta mucho más fácil coordinar, pero otras resultan más confusas.
Si muere un personaje, retomaremos la partida desde el último punto de control que hayamos alcanzado, aunque son bastante numerosos y nunca obliga a repetir demasiado trecho.
Explotación de minimalismo escénico y jugable
Todo en Morkredd es sorprendentemente sencillo. La idea de juego es muy simple: quédate donde te dé la luz, porque la oscuridad es letal. Fin. Eso condiciona toda la dinámica de juego y las soluciones de los distintos desafíos. Los controles se reducen al movimiento de cada uno de los dos personajes y la posibilidad de interactuación de estos con algunas palancas. Los escenarios suelen tener una paleta muy básica, con apenas uno o dos colores con ciertos tonos según si la luz les da directamente o no. La historia es completamente muda, abstracta y a menudo críptica, dejando en tu mano dar sentido a mucho de lo que se está mostrando…
Pero aun así, la gente del estudio noruego Hyper Games sabe cómo exprimir esa fórmula para darlo todo siempre. Morkredd puede ser muy básico, pero es un juego tenso y divertido en todo momento que, encima, y esto pasa poco, sabe cuándo debe terminar. Morkredd, que debe de durar entre 2 y 3 horas según la coordinación del o de los jugadores y de las ganas que tengáis de dar vueltas en busca de los murales que hacen un repaso abstracto de la historia, acaba en un momento en que aún mantiene el interés gracias a las pequeñas modificaciones que va incorporando sobre el esquema de desafíos.
Al principio la luz se mueve sola y debemos seguirla cuidándonos de nuestras sombras y las del entorno, después la luz está recluida en una gran esfera que debemos hacer rodar y proteger, después encontramos unas tenues linternas que nos permiten introducirnos en la oscuridad o iluminar ciertos espacios… Estos cambios, junto con unos desafíos de dificultad creciente pero nunca demasiado exigentes, son suficiente para mantener el atractivo del juego mientras recorremos sus evocadores escenarios, en una línea próxima a la de Inside, la joya de Playdead, e intentamos averiguar qué nos quiere contar esa historia muda sin apenas interrupciones cinematográficas.
Además, se guardan un giro muy interesante para el último bloque, en cuyos últimos desafíos incluso disponemos de mecánicas nuevas. Un gran acierto.
Conclusión
Nota: 8. Un juego muy breve de mecánicas muy claras, quizá interesante para jugar acompañado de alguien que no juegue de forma habitual, pero sin duda ideal para cambiar de aires tras un juego largo. Para mí ha sido una gratísima sorpresa.
Si uno ve los gráficos, se parece bastante, no sé si estará inspirado en él