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Sea of Solitude

Aventuras Drama
Por Albos

Kay, una chica convertida en un monstruo, explora una ciudad sumergida descubriendo al mismo tiempo qué la ha llevado a convertirse en lo que es ahora.

Un viaje por traumas y miedos

Seguramente los temas que trata el juego sean la decisión más interesante que la gente del estudio alemán Jo-Mei Games tomó para Sea of Solitude. Nos encontramos ante un juego relajado y tranquilo que, durante gran parte de su extensión, alterna unos paisajes luminosos y coloridos en los que destacan los azules, los rojos y los blancos, con otros en los que, prácticamente, solo existe el negro, el gris oscuro y un rojo vivo en determinados detalles.

Esos dos mundos por los que nos movemos son un reflejo de nuestro personaje, de sus miedos, de lo que se niega a ver o a aceptar. Los monstruos que pululan por esa ciudad sumergida dicen cosas que hacen que Kay recuerde cosas, a veces contra su voluntad. No creo que la exposición de los temas sea ni la más sutil ni la que más jugo podía exprimir, pero hay algún pasaje enternecedor y tanto el encantador estilo visual como la acertada banda sonora ayudan a dejarse llevar.


Sigue nadando

Sea of Solitude tiene una pizca de plataformas y mucho de caminar, nadar y remar. A menudo tendremos que hacer una de estas cosas con algún peligro de fondo, como el monstruo marino gigante que siempre desea devorarnos o una especie de espíritus que nos agreden en un intento de evitar que consigamos hacer ciertas cosas. Pero no nos encontramos, ni mucho menos, ante un juego letal: Sea of Solitude tiene ritmo de y es un paseo.

Quizá sea este el aspecto en el que más flojea. Llega un momento en que el juego exige tan poca implicación por nuestra parte que es fácil desconectar un poco de lo que está contando. El hecho de que no deje adelantar los diálogos, solo saltar la escena entera, hace que, al menos en mi caso, me aburra un poco. Todo es un pelín más lento de lo que me gustaría. La extrema brevedad del juego (me duró unas dos horas y media) hace que no llegue a hacerse pesado, pero en cualquier caso esa sensación empaña un poco el producto.


Conclusión

No recomiendo el juego, aunque por su brevedad y lo relajado de su transcurso puede resultar agradable a ciertos públicos o en ciertos momentos. Creo que es bonito de ver al principio, pero que se repite demasiado en su último tercio. Le habría quitado todo el pasaje de la nieve, al menos; no pude dejar de pensar que estaba solo para hacer el juego un poquito más largo.

¡Meh!


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