Ciencia ficción Humor Postapocalíptica Romance Terror

Lo que sigue es la crítica que hice para este videojuego hace la friolera de quince años.

Quince copón. Hace quince años ya escribía criticas para videojuegos en la web de Templo de Hecate, mi primer hogar para frikis en la Internet. Allí me ponía a escribir sobre todo lo que jugaba y veía (antes tenía tiempo para ver y para jugar). Y resultó esto, que he podido rescatar gracias a la magia de archive.org.

Con motivo de que ahora lo podéis pillar gratis en Epic (algo que os recomiendo), me animo a rescatar mis opiniones de hace 15 años. Es un juego retro, que duda cabe, pero recuerdo que fue divertido. No se que tal habrá sido la versión que se ha portado para PC, pero lo voy a probar en breve. Espero que no desmerezca las sensaciones que consiguió el Stubbs original que jugué en la XBOX. La original. La grande. La inimitable.

Vamoaya...

---

Stubbs The Zombie

14 abril, 2006 - Seguro que si estas leyendo estas líneas, sabes quien es la corporación Umbrella, o habrás jugado a la saga de “Alone in the Dark”, o puede que te hayas aterrorizado viendo películas de zombis, si damos el salto del videojuego al cine... En todos ellos existe un denominador común, que permanece la amenaza, pero permanece la esperanza, porque siempre hay un superviviente, un protagonista que se encarga de devolver a los zombis al lugar del cual no deberían de haber salido nunca...
...
¿Y no estas harto?
¿No estas harto de que esos niñatos rubiales que parecen sacados de sensación de vivir apaleen a esos pobres e indefensos zombis?
¿Qué hacen de malo los zombis, a ver? ¡Si solo pretenden que nos integremos!... mas o menos.
El protagonista de Stubbs the Zombi es Stubbs... un zombi, el que siempre debió ser el protagonista en este tipo de eventos. Stubbs es un dandy, un tipo elegante que sabe como encandilar a una chica y fumar con estilo a pesar de no respirar. Este cruce entre Humprhey Bogart y James Dean de ultratumba tiene que enseñarles unas cuantas cosas a estos jovenzuelos de piel sonrosada y sangre circulante al grito de “¡Cerebros!”.

Aspecto Grafico
Se trata de un aspecto muy conseguido hasta sus más ridículos detalles. Por ejemplo Stubbs no para de fumar, y el relumbrón de sus caladas lo podemos ver reflejado en las paredes si nos acercamos lo suficiente. Los personajes, de los que hay una gran variedad, están muy conseguidos y detallados. Los escenarios son, en ocasiones, enormes, si bien no necesitan un gran detalle. A pesar de todo, son convincentes y existe una enorme variedad, lo cual redunda en el éxito del videojuego.
Casi todo él mantiene una estética de película de serie B de los años 60, y la ciudad que Stubbs esta a punto de arruinar, Punchbowl, tiene el aspecto de estar sacada de una revista pulp de ciencia-ficción de la época. Coches que levitan, gasolineras atendidas por robots y pechos cónicos definen el estilo.

Aspecto Sonoro
En cuanto al sonido, es de destacar la banda sonora del videojuego (por cierto, a la venta por separado). Tiene un enorme sentido del humor y se basa en dos elementos.
El primero elemento lo constituyen canciones de época como “Lollypop”, “Mr. Sandman” o “Strangers in the Night”, pero reinterpretados por bandas y grupos actuales, consiguiendo un divertido aire retro.
El segundo punto en que se apoya la banda sonora es un grupo malvado de cantantes a “capella ” que trataran de amargarnos la muerte armados con sus pistolas, sus camisas a rayas, sus canotiers y sus canciones, cuyas letras son en ocasiones desopilantes (como la titulada “Maggie’s Melons).

Por desgracia, nuevamente, no esta traducido aunque tendreis la opción de subtitulado. Si no sois buenos con el inglés os perderéis muchos buenos chistes, pero tenemos la suerte de que los que interpreta Stubbs están basados en una única palabra “Brains!”, o sea “¡Cerebros!”.
Los sonidos ambientales también son adecuados y cuidados, así como los gritos de agonía de los transeúntes cuando... ejem, pasan a nuestro bando... por decirlo de algún modo.
Por indicar un punto negativo, las cut-scenes parecen estar mal sincronizadas con el sonido, algo que quizás se podía haber depurado previamente.

Jugabilidad
Os podéis imaginar cual es la finalidad del juego. Comer Cerebros. Y punto.
Es el mayor escollo que ha tenido que solventar el juego. Si solo se tratase de ir paseando y atacando a transeúntes el juego no debería entreteneros mas de diez minutos, pero se medio resuelve (y no del todo) con un gran numero de opciones, como son la posesión de la gente por medio de una mano que podemos arrancarnos, atacar a grupos con vejigas explosivas o paralizarlos gracias a gases emitidos por la forma que podéis imaginar.
También podemos subirnos a algunos vehículos, pero que yo haya podido comprobar, no son mas que cuatro y resultan escasos. De todas formas, el tanque es divertidísimo de llevar.
En parte, la posesión es una de las opciones mas divertida, dado que cualquiera de los personajes, con excepciones, es susceptible de ser controlado, lo que pone a nuestro alcance desde muchachotes con cazadoras de la universidad y muy palas pulgas hasta francotiradores apostados en ventanas, cada uno con sus habilidades.
La dificultad no es muy alta en el modo normal, pero el que encuentre el videojuego demasiado corto o fácil (como en mi caso) siempre puede ajustarla a niveles mas elevados.

Argumento
El pobre Stubbs acaba de salir de la tierra fangosa y solo quiere cerebros, pero pronto cae enamorado. No recuerda nada de su vida mortal, pero corre por sus venas un arraigado sentimiento de venganza (ya que no corre sangre...). La historia se va desentrañando con un divertidísimo sentido del humor que en ocasiones os hará reír a mandíbula batiente (ojo al discurso que Stubbs suelta a su ejercito en la granja, ¿recordáis la película homenajeada?). 

Y en fin, en definitiva, es un juego que trata sobre la más visceral de las emociones, sobre el amor, que mueve este mundo y el que viene... porque, como dijo el poeta:
“Zombi seré entonces, mas zombi enamorado”.

A expandir el “amor”.

---

En su día le di un ocho. Pronto os contaré en lo que ha cambiado mi opinión en estos quince años.