Videojuegos

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Syberia

Aventuras
Por Zervio


Hubo unos años en los que jugar a aventuras era algo más o menos normal. Digo más o menos normal porque, si es cierto que las aventuras convivían con el resto de géneros de la época, sinceramente no conocí a demasiada gente que disfrutase de esas joyas.



Pasan los años a la velocidad de la luz y, más bien sin darme cuenta, me he ido topado con alguna maravilla de talentosos diseñadores.  Grandes ejemplos de ello han sido The Moment of Silence (2004) o la saga Runaway (la última entrega fue en 2009) por mencionar algunas.



Romper una lanza a favor de las aventuras más contemporáneas me hace especial ilusión cuando nos referimos a la obra de Benoît Sokal.



 



Adoro el trabajo de este belga. Desde el carismático Inspector Canardo, el simpático antropomorfo pato que en más de una ocasión me recordaba a Colombo en sus maneras, hasta sus diseños con gran presencia steampunk para decorar sus videojuegos,  las obras de este dibujante de cómics primero (en la década de los 70 y 80) y diseñador de videojuegos después (con su primer juego “Amerzone” en 1999); contienen unas ilustraciones de alta calidad y con un nivel de detalles fuera de lo habitual.



Después de esta pequeña introducción al autor, creo que ya es hora de hablar de una de sus sagas más conocidas: Syberia.



Syberia (2002) y Syberia II (2004)



Es un seguido. Syberia 1 y 2 forman parte de una misma trama. La segunda parte empieza justo en el momento en que acaba la primera.



Técnicamente se trata de una aventura con una interfaz similar a las clásicas: Clicar, inventario... y poco mas. Los verdaderos pros de esta entrañable historia son, sin lugar a dudas, el guión digno de cuento de hadas, unos personajes la mar de interesantes con múltiples matices y un dibujo y un diseño maravilloso que te enamora ya desde el momento en que carga el menú de inicio.



Durante la trama seguiremos las andanzas de Kate Walker, abogada neoyorkina, a la que su bufete le encarga que complete un contrato para adquirir una fábrica de juguetes propiedad de un personaje… especial.



Tal y como nos esperamos, la cosa se tuerce y el juego toma las riendas de los acontecimientos. A partir de entonces solo queda estrujarte el cerebro en los puzles, ir disfrutando de la trama y pasear por los escenarios. Todos ellos memorables.





El dibujo tiene grandes influencias del arte modernista, así como del steampunk. Teniendo en cuenta que la acción empieza en un pueblecito de Suiza, tiene su gracia que todo esté repleto de mecanismos parecidos a los de la relojería. Sin embargo, y a pesar de que la mayoría de puzles pasan por mecanismos similares, consiguen gran variedad de ellos originales y muy creativos. Sin llegar a ser rebuscados.



Las animaciones son fantásticas. La calidad de los sonidos y la música al estilo de las cajas de música aún le aportan más ese aire de fábula. De hecho el juego tiene la clasificación +3 y no me extraña. Se trata de un claro ejemplo de que los videojuegos violentos están sobrevalorados.



Tanto el primero como su secuela, te transportan a través de una historia de ensueño. Con inspiraciones claras al transiberiano, contado de manera entrañable,  encontrándote personajes intrigantes y puzles que harán las delicias del jugador más aventurero.



Garantizado.



 





 



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EbaN
EbaN · 25/02/2013 16:51

Yo llegué a jugar a este juego, creo que me lo pase pero hace ya mucho tiempo y no me acuerdo muy bien. La imagen y la ambientación del juego estaban muy bien. El juego tenía su complejidad como la mayoría de aventuras gráficas en las que te quedas atrancado hasta que haces algo.