Tras el fin de la guerra con la Alianza Omi, Kiryu se retira del mundanal ruido para dirigir un orfanato en Okinawa; pero unos meses después llegan notas de desahucio y comienzan los problemas. No esperaríais que un Yakuza fuese a permitir que nos dedicásemos íntegramente al bucólico cuidado de un montón de huérfanos, ¿no?
Orfanato estupendo, Okinawa aceptable, Tokio flojito
Probablemente ese sea el resumen más honesto y condensado que puedo hacer de mi experiencia con Yakuza 3. Todo lo que rodea al orfanato es maravilloso. Es genial ver el desarrollo de Kiryu desde que dio sus primeros pasos en el mundo de la Yakuza hasta ahora, cómo se ha moldeado y cómo ha aprendido a valorar otras cosas; y cómo ha decidido dar a los huérfanos a su cuidado la oportunidad que a él solo le dio Kazama. Son escenas tiernas, bonitas, llenas de riñas y problemas infantiles. Okinawa y Tokio no están tan bien: por un lado, el mapa de Okinawa resulta pequeño y hay demasiados momentos de "busca a X niño perdido no señalizado en el mapa" que se hace increíblemente pesado. Tokio, al contrario que en otras entregas, parece algo vacío.
Las misiones secundarias no tienen el mismo gancho ni los diálogos tienen la misma chispa. Yakuza 3 es un Yakuza descafeinado, una cerveza sin. Podemos reconocer los principales elementos de la franquicia, pero les falta algo. No acaba de darnos lo que esperamos de él o, al menos, no lo da bien.
El inexorable paso del tiempo
Pero, sin duda, uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el juego es a que el tiempo ha pasado y se ha quedado algo obsoleto. Sus mecánicas se sienten viejas, los minijuegos dejan que desear, el control es poco fluido y algunas decisiones pesan demasiado al juego. ¿Quién decidió hacer del minijuego de correr una parte de la trama principal? Es tedioso y no responde particularmente bien. Quizá sea la implementación que menos me ha gustado en un Yakuza hasta la fecha.
Entiendo que siendo un juego de 2009 no tiene sentido pedirle que esté tan pulido como los Kiwami, publicados a partir de 2019, o mismo como Yakuza 0, de 2015, pero, viniendo de ellos como jugador, la caída es terrorífica. ¿Necesitaba Yakuza 3 un remake más que un remáster? Seguro. ¿Arreglaría eso el escaso interés de la historia mafiosa del juego o lo parado de algunos capítulos que huelen a relleno? No, al menos, sin un gran trabajo de tijera y reescritura. Es una pena, pero en el fondo entiendo por qué no lo hicieron.
Puñetazos, patadas y otras mecánicas
Aunque sea un poco tosco en comparación, los combates siguen siendo bastante potentes y entretenidos. Hay menos encuentros aleatorios por las calles y los jefes tienen una dificultad muy en la línea de la franquicia. Personalmente, lo que menos me gustó de este apartado fue el sistema de subida de niveles y que no hubiese estilos de combate. Eché de menos los ataques en área algo más lentos del estilo bruto y ese estilo clásico al que solía recurrir en los uno contra uno. Aquí tenemos combos y remates, además de algún ataque especial como atacar desde posición de derribo, pero poca cosa y, en general, poco llamativa.
Como ya he dicho, el minijuego de correr no me gustó nada y, a decir verdad, la aventura no me estaba gustando lo suficiente como para embarcarme en los minijuegos opcionales. El golf, al que nos hacen jugar en la campaña, es un poco exigente para mi gusto... o eso o no entendí muy bien cómo iba, que contando lo que sé de golf es probable. El juego de pesca, el único opcional que probé, es bastante clasiquillo mecánicamente; pero no muy entretenido ni lucrativo. Yo no aconsejaría perder el tiempo con él. Con el juego de pescar, digo... aunque bien os podéis saltar Yakuza 3 entero, todo sea dicho.
Conclusión
Yakuza 3 es un producto menor, limitado y solo apto para completistas de la historia de Kiryu. Demasiado vídeo, muy poco interés y mecánicas algo decepcionantes. Al menos, eso sí, tenemos al Kiryu padrazo, que es una delicia verlo tan tierno con Haruka y los demás huérfanos.
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