Tercer volumen de las aventuras de Courtney Crumrin, una hechicera mucho más borde y amargada que Harry Potter que no tiene ningún problema en adentrarse en un mundo de trasgos y seres féericos, bastante más siniestros y peligrosos de lo que suelen aparecer en los libros infantiles. El mundo de los magos sigue extendiéndose, y de su tio Aloysius se pasa a una asamblea y una verdadera comunidad de hechiceros que viven codo con codo con los mortales que nisiquiera sospechan su existencia.
Cada nuevo volumen resulta un poco más amargo y completo que el anterior: si el primero parecía un cuento para niños por su simpleza (padres bobos, niña sola, tío misterioso), en esta tanto el carácter de los adultos normales como la melancolía de los trasgos es más explorada.
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