Se trata de un mundo con superhéroes pijameros (muy coloridos) pero descrito desde el punto de vista de dos personas normales y corrientes, policías cuyo trabajo es investigar los crímenes en los que aquellos se ven envueltos. La impresión que me da este tebeo es como la de una mezcla de Astro City con Canción Triste de Hill Street con Ley y Orden.
La historia de cada arco argumental evoluciona de forma lenta. Hay mucho diálogo entre personajes, y mucha exposición de información en forma de presentadores de noticiarios u otros programas de televisión. La acción física (persecuciones, tiroteos, peleas entre superhéroes) es poco frecuente pero intensa. El efecto general que me produjo todo esto fue que, mientras que leer todos los números seguidos de un arco argumental me resultaba satisfactorio, si hubiera tenido que esperar semanas entre un número y otro me habría aburrido pronto.
El primer arco argumental, el del asesinato de Retro Girl, me dejó con la impresión de que me habían estado mareando con un montón de diálogos, teorías y pistas falsas sólo para llevarme a una especie de anticlímax. No importa, no está tan mal; la serie mejora con el tiempo y vale la pena seguir leyendo.
En cuanto al dibujo, es poco realista pero claro y sencillo. Apoya bien a la narración y no es confuso aunque tampoco le echo en falta más detalle. En cierto modo me recuerda al dibujo de Mignola en Hellboy. Los fondos en las escenas urbanas suelen estar muy bien trabajados.
En resumen, recomiendo a todos los aficionados al cómic que le den a éste una oportunidad. Yo le daría una puntuación general de 8 sobre 10 a la serie en su conjunto.
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