Comics

Una de las cosas que con mas ansia busco cuando voy a un salón del cómic,son aquellas colecciones que de crio no pude permitirme comprar debido a mi pequeña paga y que me perdí en todo su apogeo cuando estaban en el candelero. Fue así como pude hacerme con el primer ciclo de [I]The Maxx[/I], una colección que durante muchos años se me ha resistido y que le he tenido ganas desde que la conocí por su dibujo.

Me cuesta hablar de [I]The Maxx[/I]. Me interesé en esta colección por su dibujante y su peculiar estilo, algo muy sucio y [I]underground [/I]que a mi me encanta en los cómics y que huye de lo típicamente comercial. Creyendo que me encontraría con una colección paródica, exageradamente violenta de los superhéroes que estaban de moda en aquella época, me he encontrado con algo muy diferente y en lugar de decepcionarme me ha encantado.

[I]The Maxx[/I] no es un cómic de superheroes. En esta serie se cuenta una historia repleta de simbolismos y fantasía psicológica que desconcierta y a la que cuesta habituarse, pero una vez entras en la mecánica de la historia que los autores cuentan, rápidamente empiezas a verlo todo con otros ojos y con una claridad que asusta. Es una historia profunda y densa contada mediante hilarantes idas y venidas de sus personajes en un universo desquiciado psicológicamente que perturba, pero que no está carente de pequeños elementos humorísticos. Los personajes, incluso aquellos mas fantásticos, como [I]Maxx [/I]o [I]Mr.Gone[/I] son muy reales y creibles y las conversaciones sobre feminismo y otro tipo de asuntos cotidianos convierte la historia en algo que parece común a pesar de la inclusión de elementos fantásticos de lo mas absurdos, como las criaturas llamadas [I]Isz [/I]o todo “el mundo interior”.

El dibujo puede echar para atrás a más de uno con ese estilo tan sucio y peculiar que destila [I]Sam Kieth[/I], en donde en unas viñetas hace un derroche de talento impresionante y en otras parece que haya dibujado con prisas por que tenía que salir de casa, pero para mi esto convierte la obra en algo único por que al fijarnos bien, vemos que incluso este despliegue de “incoherencia artística” tiene sentido con lo que se desarrolla en la historia.

En definitiva, un cómic difícil de paladear y con el que hay que esforzarse para disfrutar de su historia más allá de lo evidente, pero que merece la pena.