Un aquelarre (compuesto por Yaya Ceravieja, Tata Ogg y Magrat Ajostiernos) median entre los problemas sucesorios del reino de Lancre. Problemas debidos, todo sea dicho, al asesinato del rey Verence I a manos de su primo, el duque Felmet. Seguramente ninguna de las brujas esperaba encontrarse de repente con un bebé hurtado a la muerte y una corona que no se ve creíble, pero supongo que lo mismo podría decirse del grupo de teatro que finalmente los acoge. Entonces, 15 años después…
Brujerías (que en el inglés original se titula Wyrd Sisters) retoma a Yaya Ceravieja, una bruja protestona y reacia a admitir que no sabe algo, a la que conocimos en Ritos iguales. Las otras brujas de la región son Tata Ogg, matriarca de una gran familia y dueña del gato más malvado del mundo, y Magrat Ajostiernos, joven aprendiza que cree en el poder de las joyas, las piedras… y los aquelarres, para frustración de las otras dos.
Son un trío de personajes estupendo. Hay muchos momentos divertidísimos trazados únicamente a través del diálogo entre las brujas (y entre trago y trago de Tata Ogg). Además, en cualquier caso, es un gustazo ver cómo Pratchett explora la magia de las brujas de este modo y confirma que no todo es cuestión de cabezología (la versión psicológica del Disco, de la que Yaya Ceravieja es maestra absoluta).
Pero de su mano también conocemos a otros personajes, como el bufón o como a Vitoller, quien acoge al bebé y se lo lleva con su compañía de teatro. El bebé que crecerá y hará lo que le depara el destino, o ¿es que acaso alguien puede escapar al destino?
Me quejaba hace nada de que veía cierta tendencia a que el Mundodisco afrontase su completa destrucción en las novelas y me gustó ver que esta vez no era así. No me entendáis mal, para los implicados se trata de un problemón, pero un problemón circunscrito a la sucesión del reino de Lancre.
Además de esto, creo que uno de los aciertos es haber creado a esa insidiosa pareja formada por los duques. Son malos. Malos de verdad. Malos de una forma que no tengo claro que se haya visto en las primeras novelas de Pratchett. El duque es malo y un poco bobo (aunque puede estar afectado por su progresivo descenso a la locura), pero la duquesa es una villana de sangre fría capaz de cualquier cosa por hacerse con el poder o mantenerse en él. Son personajes detestables, claro, pero creo que son estupendos para la historia. Me gustaron mucho.
El problema es, quizá, que a veces me pareció notar una cierta sensación de hinchado, de que se podía contar exactamente lo mismo sin explayarse tanto, algo que nunca me había pasado con Pratchett. No creo que el libro pudiese recortarse mucho, pero sí creo que podría agilizarse mucho con unas 30 o 40 páginas menos.
Si bien toda la obra de Pratchett está llena de referencias intertextuales, creo que Brujerías es el caso más evidente, y la mayor parte de ellas apuntan al mismo lugar, a Shakespeare, el famoso dramaturgo inglés. ¡Incluso el título original está sacado de Hamlet! Personalmente, creo que no leí suficientes obras suyas como para captar todas las referencias, aunque sí leí alguna y vi adaptaciones de unas cuantas más. Asumo que cuanto
más se conozca su obra, más divertidos serán ciertos momentos, pero creo que la novela es perfectamente disfrutable sin haber leído nada del dramaturgo.
También hay motivos reconocibles de Enrique V (un estupendo discurso con el que el dramaturgo de la troupe, el enano Hwel, pretende hacer tiempo para cambiar la escena) y El rey Lear, que yo detectase.
Creo que, en muchos sentidos, es el libro más maduro de Pratchett hasta el momento, pero también creo que es el primero con el que pensé que podía recortarse un poco el número de páginas. No mucho, pero hubo momentos que me parecieron un poco pesados. Quizá, en cualquier caso, no lo hubiese pensado si conociese mejor la obra de Shakespeare, a la que este Brujerías debe tanto.
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