Para quien haya leído otras obras sobre este mito, Frederick no continúa con la narración de otros autores clásicos como pueden ser Gaston Leroux o Susan Kay, sino que toma directamente la continuación de la adaptación romántica del musical de Andrew Lloyd Webber, en el que tenemos a un pobre hombre atormentado (y generalmente macizo, véase Gerard Butler, Michael Crawford, Luis Amando, John Owen-Jones o Earl Carpenter, entre otros) con una ligera desfiguración en la cara que le obliga a vivir en un sótano oculto de la sociedad, hasta que aburrido de tener una vida tan miserable decide raptar a la soprano de la que está enamorado, con tan mala suerte que el amante de ella la termina rescatando y el fantasma termina esfumándose por completo. De ese final abierto, es del que se aprovecha Forsyth.
Una continuación ñoña y sin sentido, que hacen que uno de los mejores escritores de novela bélica de estas últimas décadas quede relegado a parecer un mero principiante.
La recomiendo únicamente para quien sea amante de la obra y del mito y quiera leerselos todos, al igual que cualquiera que se aburra y desee pasar la tarde leyendo, porque si buscas una continuación realista y digna de las obras clásicas, este NO es tu libro.
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