Empecé la relectura de este libro debido a un proyecto de librojuego que estoy escribiendo, que sucede en el Hotel Overlook, para refrescar mi memoria y, sobre todo, asegurarme de que mi historia es distinta en su origen.
Y la relectura de este viejo clásico me ha supuesto una grata sorpresa.
La primera vez que lo leí debía tener 14 o 15 años. Recuerdo que me gustó pero no me fascinó especialmente. Ahora, con 50 años y siendo padre, he pasado un rato mucho peor, comprendiendo en que parte reside el verdadero horror de esta obra. No son las fantasmas, ni los sustos, que parecen algo puramente anecdótico, sino en la visión desvalida del pequeño Danny y, sobre todo, en el pánico del padre que se ve arrastrado sin remedio a hacer algo que jamás haría si no fuera arrastrado por sus demonios. Demonios que King reparte en dos partes iguales: la de los fantasmas y la del alcohol. Los primeros podemos obviarlos pero el segundo logra meterte el miedo en el cuerpo. Recordemos, además, que King escribió «El Resplandor» cuando estaba en su fase de alcoholismo más brutal. De hecho en «Mientras escribo» hace mención a este libro, diciendo que casi ni recuerda su proceso de escritura, debido a la cantidad de alcohol y drogas que ingería en aquella época.
Otra cosa que me ha gustado el final. Llevo años repitiendo ese viejo mantra de que Stephen King tiene un problema con los finales y, sin embargo, creo que «El Resplandor» tiene un excelente final. De hecho todo el libro es una lección de como diseñar las piezas para que encajen en el último tramo sin artificios innecesarios.
Hay también un detalle que me pareció curioso en una segunda lectura. Algunas referencias en el final hacen intuir el germen del libro que, posteriormente, sería de los más famosos que escribió King: 'It'. El resplandor parece una versión reducida de una idea que luego crecerá de forma desbordante de imaginación.
Ahora me toca ver de nuevo la película, cuyo visionado se remonta a mi juventud y que, confieso, me dio pesadillas durante mucho tiempo con la maldita escena de la ducha. De lo que recuerdo, puedo entender por qué Stephen King no quedó satisfecho con la adaptación. Kubrick se centró mucho más en la historia de fantasmas y el psicópata del hacha que en el leit motiv del libro: esa lucha del padre con sus demonios y la indefensión del pequeño. Igualmente me parece una obra maestra, pero puedo verla ahora con un poco de distancia.
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