Quizá sea una novela de anticipación.
Hishiguro ha logrado aquí, en mi humilde opinión, la perfección en la sencillez.
Narra un panorama inquietante pero lo hace bellamente, porque lo narra desde la luminosa mirada de Klara, una niñoide (creo que he inventado una palabra) del tamaño de un hobbit y el pelo a lo bob, dotada de una verdadera inteligencia artificial programada para ser sensible y amable compañera de juegos de una niña, una de lo que sería la "clase media" del futuro cercano.
Inocente y amable, Klara nos muestra lo que ve y a través de sus ojos conocemos su mundo, uno vivo, humano y jodidamente posible. De alguna manera, la novela consigue ser realista, quizá porque incluye también lo maravilloso.
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