En esta ocasión, la autora nos relata la historia de Roma entre los años 99-86 antes de nuestra Era. En ella comienza los prolegómenos de la guerra civil entre Roma y el resto de la península Itálica. Nos cuenta la vida de Livio Druso, propulsor de alguna manera, según la historia, de las rebeliones itálicas que anhelaban con ansiedad la preciada ciudadanía romana. En contra, los senadores nobles y patricios más conservadores de la República, que consiguieron deshacerse de Druso provocando la Guerra Itálica.
Esta parte de la historia en forma de novela llega a resultar tediosa al carecer de rigos histórico, ya que existen muchas lagunas respecto a estos años. Para rellenar y contarnos todo con detalles, existen capítulos muy cargantes que pueden resultar agobiantes.
También hace acto de presencia Saturnino. Importante históricamente ya que, siendo tribuno de la plebe, puso contra las cuerdas al senado con el apoyo del pueblo de Roma. Murió antes de la guerra Itálica a manos del que parece fue su principal propagandista, Cayo Mario.
Pasan los años y Cayo Mario envejece demasiado, teniendo dos infartos que le provocan paraplejia a gran parte de su cuerpo. Es el momento en el que destaca Lucio Cornelio Sila, futuro dictador. Se gana la corona de hierba contrarrestando a los itálicos y es proclamado Cónsul, imponiendo duras leyes en beneficio del patriciado. Cayo Mario no lo permite, y ambos entablan una lucha a muerte en las mismas calles de Roma, algo insólito hasta entonces. Con la derrota de Mario, el cónsul Sila parte hacia Asia en una campaña contra Mitrídates del Ponto, un poderoso y bárbaro rey con pretensiones de invadir Asia Minor, ahora provincia romana.
Pero Mario vuelve, aprovechando la salida del ejército de Sila, y retoma Roma nombrándose cónsul por séptima vez. Meses más tarde muere medio loco, nombrando sucesor a Cinna.
Cabe destacar las primeras apariciones de hombres como Cneo Pompeyo Magno, Cayo Julio César, Marco Porcio Catón, Servilia (la madre de Bruto), Marco Tulio Cicerón y otros que me dejo en el tintero. Se explica quienes eran cuando eran niños, sus pretensiones y aspiraciones políticas, así como su entorno familiar y ascendencia.