Me he leído este libro con alegría y algo de tristeza porque, son toda seguridad, no habrá más. Las historias giran ya en torno a un niño casi adolescente como indicativo de que el tiempo no pasa en balde para nadie ni para nada; en otras palabras, que me ha hecho sentirme viejo (gracias señora Lindo, le debo una).
Después de un libro anterior algo soso (“Manolito tiene un secreto”), que me leí aquel verano en que entraba en la universidad, éste es muy divertido y lleno de muchas chorradas que, al menos a mí, me hacen reír o como poco, sonreír. Sé que las historias que cuenta no son siempre la monda, pero me parecen unos libros muy entrañables, con un montón de detallitos y con unas situaciones y personajes muy humanos.
No sé si es porque yo era muy pequeño e ingenuo, o es que la autora ha empezado a poner verde y lanzar puñaladas a todo el mundo (mundial) en este libro: Urdangarín, el papa, Bankia, la especulación inmobiliaria,... son temas que también salen bajo en prisma de la mirada de Manolito, bueno, mejor Manolo, que es como quieren que le llamen ahora.
Soy consciente de que habrá gente que odie los libros de Manolito Gafotas, pero a mí me encantan, me parecen unos libros escritos con mucha sencillez y gran amor (como las burgercangreburgers) y muy, muy humanos. Tampoco puedo negar que pasé mi adolescencia leyendo Harry Potter y estos libros, por los que les tengo especial cariño.
Si os gustaron los anteriores, no dudéis en haceros con éste.
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