Algunos la calificaban de sátira matemática. Una obra de tal profundidad y perfecta vigencia hoy en día no es clasificable, en mi humilde opinión, como sátira ; más bien gozoso relato. Se nos presenta un mundo muy ordenado, regido por unas leyes que se creen puestas por la propia naturaleza. Es una sociedad que ha aprendido de la historia a su modo; las grandes carnicerías del pasado no se repetirán jamás porque las clases superiores ejercen una represión constante e implacable sobre las clases bajas y todo ello se justifica con la doctrina de "la forma hace al individuo". Un isósceles no tiene la culpa de delinquir. Es su forma la que condiciona su comportamiento despreciable. O eso dicen los círculos.
Se podría hacer un sesudo comentario sobre todos los aspectos sociales y políticos de Planilandia, pero no es esa mi intención. Quiero transmitir aquí la sorprendente revelación que supone zambullirse en esas páginas y comprender la angustia de un cuadrado planilandés que descubre la insondable verdad de otros mundos que, pese a que la analogía matemática los demuestra, no le son imaginables.
Es una historia sorprendentemente humana. Nadie diría tal cosa tras leer la sinopsis, pero es que cualquier resumen que se haga jamás hará justicia a un texto tan genuino. Una experiencia psicodélica al estilo Hofmann quizá podría justificar la creación de un mundo irreal y tan peculiar como Planilandia (la dietilamida del ácido lisérgico no se había descubierto aún, y dudo mucho que un erudito como Edwin A. Abbott necesitase de tales ayudas) pero en ningún caso podría dar lugar a meditaciones e ideas tan inimaginables como las que se nos presentan en esta, ya vieja, obra maestra. Y sólo una mente preclara podría además crear con todo ello un texto tan completo y dotarle del poder de conmover a cualquier lector.
Lean Planilandia. Hay un desdichado cuadrado que tiene muchas cosas que contarles.
Raro, entretenido y con una carga muy fuerte de lucha de clases y "dioses" que dominan conocimientos que escapan a la razón de criaturas inferiores reflejado en las aventuras de un cuadrado.
Interesante.
Coño, ¿por ser una sátira no puede aspirar a ser un relato bien hecho y prestigioso? El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha nació como sátira de las novelas de caballerías de su tiempo y nadie pone en duda su profundidad y vigencia como importante novela de las letras españolas.
Efectivamente, el mundo es muy humano pero, al contrario, yo creo que lo grande de Planilandia es esa inmersión matemática en política y sociedad. En cualquier caso, se mire como se mire, es un gran libro y... ¡argh! Ahora me dan ganas de volver a leerlo.