Esas primeras notas de piano, sé que las reconoces. Puedo verlo en el deleite de tus ojos, como antaño lo viste en el pulsar de la yugular que tamborilea debajo de la piel, suave, tersa, virgen para esos colmillos que desean atravesarla.
¿Sientes eso? Esos recuerdos... ¿cuántas noches habéis salido tú y los tuyos a una ciudad controlada por un príncipe o un obispo presuntuoso? ¿Cuántas veces has descubierto que, aun siendo un ser de la noche (un monstruo) puedes sentir más miedo del que provocas? Ahí está, la nostalgia... reconozco esa sensación. Te reconozco, eres uno de los míos. Mortal, esta partida es para ti. Porque sabes que es la luz la que se esconde para dar paso a la oscuridad, porque hace tiempo que deseabas algo real, como las teclas que pulsas, y no esas chorradas de niñatos de cara grasienta que creen cómo funciona el mundo sólo por leerse un manual.
Te invito a volver. A que sólo te acaricien las estrellas con su poética luz cargada de misterios. A que jamás el sol lama tu piel con sus cálidos rayos de vida. A pertenecer al grupo oculto en el resplandeciente mundo de la noche. Culto que se hizo a sí mismo. Aquellos con los que tratamos, vuelven transformados, pero los que no dan la talla... nunca regresan.
«El Elíseo está casi completamente desprovisto de Antiguos, como si una plaga hubiera barrido la ciudad, y nosotros los Ancillae gobernamos ahora Lisboa como aspirantes a Príncipe. Nadie sabe adónde han ido, pero sabemos que es mejor no preguntar.»
– AFONSO ZARCO
Año 2012. La Capilla de Viena arde, un sacrificio en el altar de la ambición. El Sabbat, antaño terror de la noche, se desvanece como una pesadilla. Pero la Gehena, ¿fue solo un mito? O ¿su sombra se oculta tras la nueva amenaza que se alza? La Segunda Inquisición, armada con fuego y fe, caza a los Vástagos sin descanso. La Sociedad de Leopoldo, con sus secretos y experimentos, despierta horrores que creíamos olvidados. La Mascarada se resquebraja, la Bestia ruge en la oscuridad. La noche es vuestra, pero ¿a qué precio? ¿Os uniréis para enfrentar la tormenta, o caeréis presa del caos?