Siempre que veo ésta película me viene a la cabeza el mismo pensamiento; "lo peor (o quizá lo mejor) de todo esto es que es terríblemente real".
Me explico.
Todo aquel que alguna vez haya asistido a un casting... incluso (permitidme la licencia) todos aquellos que alguna vez han ido a una entrevista de trabajo o se han presentado a algún examen conocen la sensación de tener el futuro en manos de otros. Esa terrible sensación de, ¿qué es lo que esperan de mí? ¿Qué necesitan exactamente? ¿Importa algo mi experiencia, mi trayectoria o mi formación? ¿Tengo alguna posibilidad? Esa incertidumbre mata, os lo aseguro. Y quizá en el caso de un examen la cosa no sea tan terrible (aunque todos conocemos esos exámenes donde te juegas el curso entero a una carta :S) pero cuando tienes un alquiler que pagar, unas facturas, comida que comprar e incluso, en algún caso, bocas a tu cargo que alimentar, la sensación de "me están examinando y de lo que extraigan de este examen depende mi futuro" es una de las peores sensaciones que se pueden tener. Bien pues, imaginad una profesión donde esto sucede constantemente... donde tener trabajo ahora no te garantiza tenerlo dentro de cuatro meses... donde no importa lo bien que trabajes o la experiencia que tengas... un trabajo en el cual se te examina constantemente por personas ante las cuales sólo representas un número.
Y, sin embargo, parafraseando a uno de los personajes de la película, ¿alguien en su sano juicio querría ser otra cosa que no fuese bailarín (o en un grado más genérico, artista)? Seamos honestos, la creatividad, la posibilidad de trascender a nosotros mismos y conseguir cierta notoriedad en el campo en el que cada uno se mueva, la capacidad para conmover a otros con nuestra pasión, con nuestra personalidad, con lo que nosotros somos y emitimos, son necesidades implícitas a la condición humana.
Ese es el tema principal de ésta película, creo yo. Esa pasión que sobrepasa la lógica, la practicidad e incluso el sentimiento de autoprotección al elegir una vida que te aboca irremisiblemente al desarraigo, al desequilibrio... Que hará de ti un asiduo de habitaciones de hotel, pensiones y apartamentos compartidos. Que convertirá tu vida personal en una colección interminable de relaciones rotas. Un amigo mío siempre decía, "cuando uno es actor, no es nada más". No hay tiempo para ser novio o marido (apenas amante), mucho menos padre. Apenas hay lugar para ser amigo o hijo y, por descontado, por mucho que lo intentes, termina resultando dolorosamente evidente que el escenario es demasiado exigente para permitirte una profesión complementaria. Y como actor las posibilidades de llegar a la fama son escasas, pero como bailarín son nulas. A Chorus Line así lo indica... pruebas duras, crueles casi, semanas de ensayos, meses de gira fuera de tu hogar... todo para ser una presencia en el coro. Alguien que se mueve ritmicamente varios metros atrás de la estrella principal y cuyo principal objetivo es no destacar... hacer bonito pero que nadie se fije en ti.
Por eso creo que la producción original tuvo tanto éxito; del Off-Broadway al circuito principal en apenas unos meses y, acto seguido, a encabezar la lista de nominaciones en los premios Tony de 1975, con 12 candidaturas de las cuales, nueve se convirtieron en premio. El espectáculo funciona porque muestra tripas, corazón y bilis del show-business. Apaga las luces brillantes que tanto deslumbran para mostrar lo otro, las sombras. Los corazones rotos de los bailarines, de los artistas, que soportan crítica tras crítica con actitud estóica de directores, profesores o coreógrafos... de extraños que no conocen su historia, sus circunstancias, sus porqués. La presión del director encumbrado ante un nuevo reto y las "cosas" que ha tenido que dejar en el camino para llegar al lugar en el que se encuentra. Dramas personales como la bailarina entrada en años que, sin embargo, no puede dejar de bailar porque es lo único que sabe hacer y que se ve incapaz de aconsejar a su hija que no sea bailarina también... o el muchacho que entra en el mundo del espectáculo por la puerta de atrás, por el lado más sórdido y decadente de la profesión... o el camarero que siente que traiciona a su familia llegando tarde a su trabajo por estar en la audición arriesgándose a ser despedido una vez más.
La película es un ejercicio de realidad y de ahí mi apreciación inicial. Creo que es algo que todos deberíamos ver... todos deberíamos conocer el despertar tras el sueño artístico/creativo para comprobar que (h)el arte, es morirse de frío (aunque no haga ni puñetera gracia) pero que, como los bailarines de este show, si la posibilidad existe, por muy pequeña que sea, aunque puedan morir en el intento, no cesarán en su empeño ya que, para algunos, hay luz al otro lado del túnel.
Mi puntuación es un notable alto... aunque esté influenciado por cuestiones sentimentales.