Esta es una pelicula de principios de los ochenta, así que hay que verla conscientemente. Veremos peinados cardados, pantalones hasta los sobacos y efectos especiales de plástico y sirope. Pero si nos somos aprensivos a esto y somos capaces de disfrutar de una película sin efectos digitales ni grandes medios nos encontraremos con un producto muy entretenido.
El argumento es tan sencillo como que un grupo de peces mutados por una hormona vertida al rio (por una compañía conservera sin escrúpulos, claro) se encuentran con el problema de que son todos machos, lo que les produce una gran frustración sexual que deciden desahogar con las muchachas del pueblo. A partir de ahí se sucede tal como sería previsible: Ataques en playas, incursiones nocturnas y una memorable escena final de horror en la feria anual del salmón.
En definitiva, una película muy entretenida llena de acción, garras de plástico arrancando sujetadores y otras escenas que los años han vuelto graciosas.
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