Defying gravity es una serie con un aspecto visual trabajado con mimo y una composición musical muy adecuada en cada pasaje.
El opening de escasos segundos en tonos azules y blancos sobre negro es inspirador de la tranquilidad que, en general, guiará los capítulos.
Los momentos del Donner narrador en tono más profundo y reflexivo que el resto de la serie dan un contrapunto a la acción central del capítulo, dando unos segundos de relax con la pausada y tranquila voz de ese personaje mientras se sume en sus pensamientos al respecto.
El grupo de personaje está muy bien escogido, los efectos especiales (en general) se defienden mucho más que aceptablemente (salvo, tal vez, la escena de los tomates fractales), la historia iba tomando forma y lo que se veía iba molando.
Se puede decir, en cualquier caso, que la serie tiene un ritmo lento; creo que casa bien con la serie y con cómo lucen ciertas cosas, pero hay a gente a la que podría sacarle de quicio.
Lamentablemente, la cadena Abc, en un alarde, canceló la serie igual que hizo con Eli Stone o con Pushing daisies en su momento. Parece que sacar una serie para esa cadena es como atravesar un campo de minas.
La serie consiguió engancharme. El argumento es entretenido y los personajes muy creíbles. Está narrada en dos tiempos. Por una parte, tenemos a los protagonistas en la academia de astronautas y, por la otra, su vida en la nave.
El maquillaje hace que, el salto de cinco años que se puede producir entre escena y escena, sea creíble.
Una pena, como ya he dicho en otro post, me pensaré si ver más series de una cadena especializada en defenestralas.
Una serie bellísima que empecé a ver tras la recomendación de Microsiervos y que me cautivó hasta el último capítulo, el 13, aunque para entonces ya había sido cancelada en Abc y era una cadena canadiese la que emitió los últimos capítulos de la temporada.
Una lástima, pero así es el mundo de la televisión.