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Muy, muy divertida y la más imaginativa que he visto en mucho tiempo. La conocí hace años, cuando un verano me tenía que levantar a las 6 de la mañana para ir a repartir propaganda a la estación de Nuevos Ministerios. Suelo desayunar viendo los dibujos, y encontré esta serie. Dije: “¡Buah! Otra al estilo CartoonNetwork: dibujos poligonales sobre niños de 5 años que van al insti y quieren ser populares”. Pues me llevé una muy grata sorpresa.

Siguiendo la estela de las Supernenas, un mundo colorido y alocado nos presentan a personajes muy curiosos y con personalidad propia: la Señora Foster, una ancianita encantadora y con más marcha que un grupo de quinceañeros; el Señor Herriman, su amigo imaginario, un conejo mandón y amante de las normas; o Bloo, egocéntrico como él solo; por sólo nombrar a algunos de los muchos personajes estrambóticos y raros que habitan la mansión.

Una serie muy buena para usar mientas que desayunas o tomas el café. No voy a negar que sea infantil, pero no es infantilona. Además, está alejada de las series modernas que parecen más de adolescentes que de niños.

La historia, pues bueno, es sencilla y cada capítulo es autoconclusivo. La trama es de tipo “enredo”, pero no está encasillada en el típico personaje que no se entera de nada, o el que pierde algo, o en no decir lo que ha pasado por miedo a herir a otro (lo que yo llamo el “Síndrome 7 vidas”).

A mí, al menos, me hacer reír y pasar un buen rato.