No voy a decir que es estupenda, buenísima, etc, etc. A grandes rasgos podría decirse que es malilla, previsible… pero es entretenida. Pues bien, Robin de Locksley regresa de las Cruzadas para encontrar al pueblo oprimido por el despótico gobierno de Juan (hermano de Ricardo Corazón de León), aunque en realidad, solo vemos cómo actúa el Sheriff de Nottingham y sus secuaces. Impuestos imposibles, injusticia, y otros males hacen que Robin se ponga del lado que le indica su conciencia, es decir, de los fugitivos que viven al margen de este sistema, y se dedica a “robar a los ricos para dárselo a los pobres”, enfrentándose siempre al Sheriff y/o a Guy de Gisborne. Vaya, había dicho que no sería necesario contar el argumento, pero en fin, ahora ya está.
Robin Hood es el protagonista “absoluto”, la serie lleva su nombre, ¿no? Y está interpretado por un tal Jonas Armstrong, un actor joven, y con cara de niño a pesar de la barba que los guionistas no dejan que se afeite. Desde luego, no era el Robin Hood que podríamos tener en mente, porque además es algo menudo, delgaducho y difícilmente te crees que se haya pasado cuatro años luchando en las Cruzadas. Supongo que los creadores de la serie le han querido dar un aire juvenil y nuevo al personaje, y esto no es la única cosa que choca al espectador.
Much es el compañero leal de Robin. Antiguo criado y personaje salido de la manga del guionista. Ahora convertido en un igual por su dueño, es el personaje cómico de la serie.
Marian es la chica de la serie; el objeto del amor de Robin Hood. En esta ocasión, la han pintado algo rebelde en todos los aspectos: no se echa a los brazos de Robin a pesar de sus insinuaciones picaronas; se rebela a su manera ante la injusticia del Sheriff, e incluso tiene una identidad secreta, que le hace competir con Robin Hood en eso de buscarse el favor de los pobres y oprimidos. Su condición de noble la limita bastante.
El Sheriff de Nottingham es malvado, sádico y retorcido, pero es un guasón. Lo han pintado algo grillado para que también tenga su puntito cómico, y el actor lo consigue. Su papel es simplemente el del malo de la serie, ordenando capturas, ejecuciones, recaudación de impuestos, y demás cosas malosas. Eso sí, el personaje es el mejor de la serie probablemente por la calidad del actor.
Guy de Gisborne, es la mano derecha del Sheriff, némesis de Robin. Está enamorado de Marian, o quiere casarse con ella, o algo así; en definitivas cuentas, que no sólo lucha contra Robin por temas “sociales” sino también amorosos. Como curiosidad, va vestido siempre de negro y de cuero (luego hablaré del vestuario de la serie. Es muy malo, pero da la impresión de que detrás de esa fachada oscura y mezquina se encuentra un hombre que puede cambiar para bien ya que no es muy extremista e incluso peca de "pringao". El tema de Marian y él tiene mucha miga, en plan pelea de gallos de instituto
The Merry Men o la Banda de Robin Hood, compuesta por Little John, Allan A Dale, Will Scarlett, Roy y Djaq completan el reparto de personajes. Cada uno tiene una personalidad y supuesta habilidad. Los más interesantes son Allan A Dale y Will Scarlett, aunque aun no se les da mucho protagonismo.
Cada capítulo tiene una trama del tipo “salvar al hermano de fulanito”, “robarle a menganito”, “liberar a zotanito”, etc, y luego está la subtrama que se va desarrollando en todos los episodios de la relación triangular entre Robin, Marian y Guy. Hay peleas de armas, algunas veces tan imposibles que te partes, muchos disparos de flechas (que suenan siempre igual), algunos diálogos y situaciones cómicas… vamos, que no se sale, pero se deja ver. Casi que lo que peor llevo es el vestuario. Con lo que me gustan a mí los trajes medievales y me ponen a Marian con chalequitos y chaquetas de corte imperio que se estilan hoy en día; a Robin con camiseta sin mangas; a Much con un suéter de lana de colorines de esos del mercadillo de los hippies; al sheriff con pijama de raso negro; sin contar a Guy de Gisborne y su abrigo de cuero negro. Vamos, una calamidad. Para modernizar la historia no hacía falta herir nuestros ojos de esa manera.
En fin, que la serie es mala de narices… bueno nooooo. No es tan mala; pero no os espereis más de lo que es. Eso si, peca de inocente y no hay escenas de sangre ni dolor innecesarias, casi es como ver dibujos animados en vivo.