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En el mundo hay superhéroes, sí, y algunos tienen poderes asombrosos; pero un gran poder conlleva, la mayor parte de las veces, una gran miseria moral. Un grupo de personas desesperadas y sin poderes se une para hacerles frente cueste lo que cueste.

Superhéroes en plan macarra

Lo primero que llama la atención de The Boys es el tono. Es muy bestia, se recrea tanto en su violencia y en la miseria moral de sus personajes que encandila rápido. Entra por los ojos y su mensaje anticapitalista, más bien irónico en una producción de Amazon, cala al momento. Si todo está permitido para maximizar beneficios, la moral muere.

Ese es el principal mensaje de The Boys, pero la series es muy disfrutable independientemente de nuestras ideas al respecto. Su macarrismo tiene algo de divertido y mucho de dramático. Los personajes desesperados lo están hasta la médula. Se lo juegan todo y se enfrentan a gente que los supera se mire por donde se mire, así que sus primeros pasos son bastante lentos y dubitativos, a pesar de que Billy Butcher sea un tipo que no se arredra ante nada.

De ídolos, ultraderechismo y otros monstruos

No suelo meter mucho de política en mis reseñas, aunque soy de la opinión de que casi cualquier manifestación artística entronca con una cierta visión sociopolítica; pero es difícil evitar comentar ese aspecto en una serie como esta, que lo expone en primer plano desde sus primeros episodios. Con todo, una parte del público se las apañó para no ver, por ejemplo, la pata de la que cojeaba Homelander (al que creo que en la versión doblada llaman Patriota). Si es que a veces uno ve lo que quiere ver, supongo.

La cuestión es que Kripke (conocido especialmente por ser el creador de la extensísima Supernatural) está a los mandos de la serie y no teme mostrar algunas cosas de forma muy explícita, sean escenas de una grotesca violencia o ideas algo más abstractas. The Boys es una serie que no muestra mucha piedad en ningún sentido.

Los siete, el principal grupo de superhéroes estadounidense resulta muy interesante. Son personajes muy variados y casi todos tienen cosas que recriminar, unos más que otros. La visión interna del grupo la tendremos mayormente, en inicio, desde el punto de vista de una recién llegada Starlight, una superheroína del interior de Estados Unidos que acaba de ver cumplido su sueño de entrar a formar parte de los Siete, junto a Homelander y los demás. Menudo chasco le espera a la pobre.

El desarrollo de la serie

Otro de los puntos fuertes es que parece que Kripke y los suyos no temen mover el argumento. No hay esa sensación de otras series de que cambian cosillas superficiales pero el fondo sigue siendo el mismo, con cambios muy lentos para asegurarse más temporadas. The Boys es una serie habitualmente rápida y ocasionalmente vertiginosa, en la que tanto las escenas de acción como las de desarrollo de personajes se suceden de forma habitual y con convincentes resultados.

La tercera temporada, quizá de un modo especial, parece no temer no dejar títere con cabeza. En ese sentido, el final es un poco decepcionante, porque no creo que aprovechase toda la inercia generada hasta entonces, pero parte de esa decepción se debe al hecho de que, hasta ese momento, fue siempre estupenda. Ha sido, justo, lo que la serie necesitaba para confirmarse como uno de las mejores producciones de Amazon, en mi opinión, justo un paso por detrás de The Marvelous Mrs. Maisel, que aprovecho para recomendaros. Ya veis, ahorrador que es uno.

Conclusión

Siendo Umbría el tipo de web que es, es muy probable que disfrutéis como perros de The Boys, claro que siendo Umbría el tipo de web que es, es también muy probable que ya lo hayáis hecho. En cualquier caso, queda aquí mi recomendación por si hubiese algún rezagado que necesitase de un empujoncito hacia este carismático grupo de asesinos de superhéroes.