Dudo que a estas alturas haya mucha gente que no haya oído hablar de The Crown, la verdad. Es uno de los mayores éxitos de Netflix, lo que la convierte en uno de los mayores éxitos de todo el mercado de plataformas. Encima, el número de espectadores que se aventuró con ella se disparó tras la muerte de Isabel II, lo que hace que no piense encarar este texto como una forma de presentaros la serie. Ya la conocéis, ya sabéis lo que hay. No obstante, sí hay una serie de cosas de las que me apetecía hablar, especialmente en lo relativo a sus dos últimas temporadas.
It's a-me, Lady Di
Sabía, por supuesto, que dado lo popular que fue la Lady Di real, el personaje iba a ser muy relevante en la serie; lo que no esperaba es que se convirtiese en una especie de protagonista. The Crown, aunque normalmente se centrase en Isabel II, era una serie bastante coral, y la llegada de Diana Spencer cambió eso. Si bien me frustró desde un principio, la sensación tocó techo con el inicio de la última temporada, en la que hay tres episodios dedicados casi por entero al accidente que le costó la vida, con un formato bastante telenovelesco en el que se presenta el accidente primero, se vuelve a semanas atrás, se reconstruyen los hechos, volvemos a ver el accidente, se habla de las consecuencias…
La cosa es que, de los 10 episodios que componen la temporada, tenemos tres dedicados al mismo acontecimiento. Y no me entendáis mal: entiendo que fue un punto de inflexión para la corona británica, sobre todo por el cariño que, por lo que sea, le tenía un montón de gente alrededor del mundo a Diana, pero al mismo tiempo se siente como si no hubiese suficiente material en esos años con los que llenar el texto de la serie.
En fin, a lo que iba: creo firmemente que perder coralidad sentó mal a la serie. Parte del interés de The Crown era la sensación de agilidad de ir viendo todo a vista de pájaro mientras nos deteníamos en momentos históricos concretos en torno a los que se desarrollaban las tramas; pero, de pronto, Lady Di se convirtió en el centro de gravedad en torno al que orbitaba la serie y, en mi opinión, The Crown pasó a sentirse más débil.
And then there was Guillermo
Para más inri, una vez que muere Diana, ¡una vez que la serie parece que podrá corregir su rumbo y volver adonde (a mí me parece que) mejor funcionaba!, decide centrarse en Guillermo. Que ojo, tenía claro que iban a hablar de él y de su relación con Kate Middleton, pero ¿centrarse en ello en particular? No solo no lo esperaba, es que esperaba que lo evitasen. ¿Por qué? Bueno, porque The Crown había mostrado una coralidad general y patatín patatán, pero, como diría cierto cuervo, «nevermore».
Creo también que el texto fue haciéndose algo peor en lo que gira en torno a ellos. Desconozco, por supuesto, los entresijos de la familia de Kate Middleton, pero ver a su madre diciéndole a una niña que no renuncie a enamorar a un heredero al trono británico al que no conoce, que ella también se consideraba muy afortunada de casarse con su padre, es, como mínimo, rarito. Claro, como espectadores sabemos cómo va a acabar esa historia, más o menos; pero ¿de verdad a alguien le parece un diálogo natural o creíble? Es que no sé ni qué podían querer enfatizar con eso salvo que la madre estaba como una cabra.
Sleep, Dearie Sleep
En cualquier caso, pese a ciertas decisiones que considero equivocadas en su último tramo, creo que The Crown ha sido, y sigue siendo, de lo mejorcito del catálogo de Netflix en imagen real. Hace mucho tiempo que sostengo que esta plataforma tiene ideas más atrevidas en el terreno de la animación, pero The Crown dejó el pabellón muy alto desde el principio, mostró siempre una factura cuidadísima y, con sus últimos episodios, supo despedirse, como merecía, por la puerta grande.
Ah, quería quejarme de una cosa más: no sé a quién se le ocurrió que Jonathan Pryce era la elección adecuada para interpretar a Felipe, el duque de Edimburgo; pero creo que tiene demasiada cara de bueno. Es un actor estupendo, sí; pero hace que sintamos simpatía por Felipe, lo que me resulta, siendo cortés, chocante.
Me temía que la cosa iba a ser lo que has comentado Albos. Las primeras temporadas son bastante recomendables y muy bien llevadas con episodios de la vida de la Reina que además suponen hitos históricos en muchos casos.
Pero ya la penúltima temporada me parecía que empezaba a flojear con toda la cuestión de Lady Di, asi que por eso me estaba haciendo el "longuis" poniendo otras series por delante. Ahora veo que igual la dejo aún más abajo. Sinceramente, me acerqué para ver la vida del reinado en general que es un periodo de tiempo bastante grande, no para que se centrara la cosa en una cuestión que si, tiene su injundia, pero que no creo que defina el reinado.
Para mi, de largo, la temporada mejor llevada es la de Thatcher con esa increíble Gillian Anderson haciendo el papel. Será porque rellenó lagunas en mi memoria (era un criajo cuando sucedió todo aquello) pero la verdad es que la relación entre ambas mujeres me pareció de lo más curiosa de ver.
Sí, yo esperé unos seis meses para ver la última porque tenía la misma sensación. A ver, que insisto, no creo que sean malas temporadas, es solo que la serie comenzó vendiendo otro tipo de fórmula y esperaba que fuese fiel a ella.
Y sobre lo de Maggie Thatcher, bueno… es que Gillian Anderson siempre es un plus. :P