Pero para ser bueno este juego tendría que durar como mucho una hora y media. Voy a intentar explicarlo.
Primero vamos con lo bueno.
El comienzo es magnífico. La primera media hora es realmente interesante. La historia (intrigante), la ambientación (angustiosa), la banda sonora (¡tremenda!), las voces en off (¡perfectas!)... todo apuntan a unas maneras que no se pierden en el resto del juego. A ese nivel no hay nada que objetar. Los paisajes son, en ocasiones, de una belleza desoladora. Transmite la sensación de soledad como nunca había visto en un videojuego.
Pero entonces empieza lo malo.
Deberían inventar cuanto antes una etiqueta para este tipo de videojuegos. Quizás 'historias digitales' o algo así. Otra vez lo mismo: compro un videojuego y tengo una historia digital que consiste en que yo vaya manteniendo las manos en el mando mientras se me narra una historia. Al menos en este caso la historia me ha gustado y de verdad, si en vez de quitarme siete horas de mi vida hubieran sido dos mi crítica habría sido a su favor. No compro los juegos al peso, me da igual pagar lo mismo por dos horas que por cinco siempre y cuando esas dos horas sean divertidas. No es el caso.
El problema es que entre cosa y cosa interesante (los textos y pistas que encuentras) hay, sin exagerar, unos quince minutos de andar por paisajes desolados. Todo para encontrar un par de párrafos de audición antes de seguir pateando. Hay quien dice que esto es un juego de plataformas. Si esto es un juego de plataformas la oca es un juego de estrategia. De verdad, yo creo que Frodo no pateó tanto para llegar al Monte del Destino. Y desde luego que seguro se lo pasó mejor.
Han sido siete horas de caminar al borde de la locura y el aburrimiento. Porque es lo único que haces en el juego. Encuentras estructuras, cambian los paisajes, encuentras un par de escenarios realmente bonitos... y sigues pateando. Ah, sí, también saltas de roca en roca. ¡Uau! En fin... la última hora ya parece un cachondeo porque sabes que esto se acaba pero el programador probablemente quiera cruzar el límite de las seis horas de juego y te obliga a seguir pateando mientras esperas llegar al ansiado final para poder dejar este juego abandonado en la estantería digital (porque no creo que nadie sea tan masoca como para jugarlo dos veces).
Es una pena porque es la primera historia digital que estuvo a punto de convencerme.
Dicen por ahí que tiene más mérito porque fue un único programador quien pergreñó todo esto. Sinceramente: me da igual. Lo que puntúo es el resultado. Me da igual si lo han programado en Cobol haciendo el pino en una silla.
Aunque todavía no haya visto ninguna que me guste seguiré intentándolo con las historias digitales. En algún momento habrá uno que me convenza: que tenga una historia interesante pero me deje jugarla y disfrutarla. Que no me convierta en un mero espectador que sostiene un incómodo mando mientras cuenta los minutos hasta el siguiente trozo de historia. Es un formato con potencial pero creo que todavía nadie ha sabido de verdad aprovecharlo.
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