Mediante la lógica y la manipulación de la perspectiva, el protagonista deberá superar una serie de rompecabezas para volver al mundo de la vigilia.
Portal de marca blanca
Y es que Superliminal, de Pillow Castle Games, no puede recordar más a Portal, el juego de Valve, que probablemente conocéis de sobra. Aunque el diseño de niveles es más artístico y surrealista, tanto la IA que nos guía durante el juego como el desarrollo mismo de este parecen sacados del juego de los portales. Es una pena que el parecido sea tan grande, porque nos encontramos ante un buen juego se mire como se mire, pero nunca es capaz de despojarse de ese sambenito de parecer una versión descafeinada del juego de 2007.
Nuestro protagonista participa en un programa de terapia onírica pero las cosas no van como debían ir (nadie se lo esperaba) y ahora deberá internarse capa tras capa en el sueño en busca de un mecanismo para despertarse. Nuestra forma de avanzar será desplazarnos a través de una serie de niveles repletos de puzles que deberemos solventar, mayormente, a través del manejo de la perspectiva. No será esa nuestra única herramienta, pero sí la principal.
Lo breve, si breve...
A lo mejor no os interesa algo tan breve, salvo que dispongáis de Game Pass o lo encontréis en un Humble Bundle; porque Superliminal dura unas dos horas y media, aproximadamente. Después podremos acceder a un nivel concreto directamente o jugar en modo desafío, también como en Portal, pero la aventura en sí se completa, más o menos, en ese tiempo.
Para mí no es un problema. Fan de que las cosas duren lo que deben durar, me sorprendió gratamente que mantuviese su tensión con la misma gracia hasta que cayeron los créditos. Agradezco no notarlo hinchado en horas a cambio de jugar un relleno de menor calidad; pero entiendo que si me hubiese gastado los 20 € que cuesta, su escasa duración podría haberme parecido indignante.
Visto en perspectiva, no pun intended, es sorprentende la cantidad de mecanismos de los que hacemos uso en el juego a lo largo de tan poco tiempo. Creo que ese es otro de los mayores aciertos de la obra. La sorprendente variabilidad de la que disponemos dentro de nuestra, en principio, limitada bolsa de trucos.
Conclusión
Duración aparte, puede que no nos encontremos ante un juego para todo el mundo; pero si Portal fue un éxito, no veo por qué esta vez debería ser distinto. Nos encontramos ante un buen producto: es divertido, entretiene y su duración está muy bien medida. Artísticamente es bonito de ver, aunque nunca abandone su apariencia sencilla; la dificultad de los puzles mantiene una línea bastante homogénea, aunque hay alguno en el que nos podemos atascar, decididos a ver las cosas de una forma más clásica; y algunos diálogos tienen esa divertidad oscuridad que tanto nos gustó cuando la esgrimía GladOS.
Si os animáis, ya me diréis.
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